El fantasma de Germán Arciniegas: ¿sigue habitando la Biblioteca Nacional?

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Germán Arciniegas > Poemas del Alma

Bogotá. — En los pasillos silenciosos de la Biblioteca Nacional de Colombia, donde se resguarda buena parte de la memoria escrita del país, varios trabajadores y guardias de seguridad aseguran que aún deambula el espíritu de Germán Arciniegas, escritor, periodista y exdirector de la institución, fallecido en 1999.

Apariciones entre estantes

Los primeros reportes surgieron poco después de su muerte. Personal de vigilancia relató haber visto la figura de un hombre mayor caminando lentamente entre los estantes de madrugada. Lo más inquietante: al intentar acercarse, la figura desaparecía sin dejar rastro.

“Era inconfundible, con su porte elegante y su rostro serio. Lo vi recorrer la sala de consulta como si todavía estuviera revisando los libros”, aseguró un vigilante en declaraciones recogidas por medios locales.

Fenómenos extraños

Los testimonios no se limitan a las apariciones. Varios empleados han denunciado que, durante las noches, luces se encienden solas, puertas se abren y se cierran con fuerza y, en ocasiones, se escuchan pasos en pisos donde no hay nadie.

Algunos trabajadores bromean con que el escritor nunca dejó de velar por su biblioteca, mientras otros prefieren evitar ciertas salas después de la medianoche.

Entre mito y homenaje

Arciniegas, considerado uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX en Colombia, fue director de la Biblioteca Nacional entre 1934 y 1936. Su figura sigue siendo motivo de respeto y admiración, lo que hace que muchos interpreten estas apariciones no como una amenaza, sino como una presencia vigilante, fiel a su pasión por los libros.

Un guardián eterno

Aunque no hay pruebas científicas que respalden los testimonios, los reportes se han vuelto parte del folclor urbano bogotano. Para algunos, se trata de simples coincidencias eléctricas o sugestión. Para otros, es la confirmación de que Arciniegas jamás abandonó el edificio que tanto defendió en vida.

Lo cierto es que, entre los estantes infinitos de la Biblioteca Nacional, la idea de un fantasma ilustre ronda con cada eco en la penumbra. Y quizás, en las madrugadas más silenciosas, sea él quien aún cuide las páginas que narran la historia de Colombia.


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