El expediente de una crisis: ¿Cómo una «fábrica de quiebras» silenció a Emquilichao?

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La crisis que hoy ahoga a la Empresa de Energía de Santander de Quilichao (Emquilichao) no es un accidente, sino el resultado de un proceso metódico y deliberado que ha sido documentado por distintos sectores de la sociedad civil y extrabajadores. Mientras la entidad lucha por sobrevivir, la pregunta que resuena en la comunidad es: ¿quiénes son los arquitectos de esta debacle financiera?

Según fuentes consultadas y documentos internos a los que ha tenido acceso este medio, la crisis no es un fenómeno reciente, sino una «fabricación» de eventos y decisiones administrativas dudosas que se han acumulado a lo largo de los últimos años. Se habla de contratos onerosos con terceros, sobrecostos injustificados y, lo que es aún más grave, de una aparente «inacción» por parte de los órganos de control y vigilancia que debieron actuar mucho antes. La noticia no es solo la quiebra, sino la evidencia de que se permitió que ocurriera. Los culpables, de acuerdo con la información, no solo son quienes tomaron las decisiones, sino también aquellos que, por omisión, permitieron que la empresa se hundiera. La comunidad espera que las autoridades competentes, como la Procuraduría y la Contraloría, pongan sus ojos sobre este caso y esclarezcan las responsabilidades que, hasta ahora, parecen diluirse en el laberinto burocrático.


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