Ubicado en la Cordillera Oriental, a unas cuatro horas de Tunja, el municipio de El Espino es un destino poco explorado que ofrece una experiencia de conexión profunda con la naturaleza. Su nombre proviene del árbol espino, presente en la zona desde tiempos prehispánicos, cuando los indígenas Laches habitaban el territorio.
Paisajes de montaña y biodiversidad
El Espino se caracteriza por su geografía montañosa, con elevaciones como las mesetas de Hoyos, Aucara, Rancara, Tunebías y Barulla, que ofrecen vistas espectaculares y rutas ideales para el senderismo y la fotografía. Además, el municipio está rodeado de fuentes hídricas y comparte jurisdicción con el Parque Nacional Natural El Cocuy, lo que lo convierte en un punto estratégico para el ecoturismo.
Uno de los lugares más destacados es el Mirador Los Cacaos, desde donde se puede apreciar la majestuosidad del parque en todo su esplendor. También se encuentran atractivos como la Laguna de Cintura y las aguas termales de La Salina, perfectas para el descanso y la contemplación.
Reserva Natural El Chuscal: Senderismo y conservación
La Reserva Natural El Chuscal es uno de los principales atractivos turísticos de El Espino. Este espacio protegido permite realizar caminatas ecológicas en medio de paisajes vírgenes, con flora y fauna propias del ecosistema andino. Es un lugar ideal para quienes buscan desconectarse del ruido urbano y reconectar con el entorno natural.
Cultura, historia y economía local
El Espino conserva vestigios de su pasado indígena y colonial. Según el Sistema de Información Turística de Boyacá, los Laches resistieron la colonización española hasta el punto de huir o suicidarse en el Alto de los Bohíos, un sitio cargado de simbolismo histórico.
La economía del municipio se basa en la agricultura, ganadería e industria artesanal, aprovechando las condiciones climáticas y geográficas de la región.
Un destino por descubrir en Boyacá
Con su riqueza natural, su historia ancestral y su tranquilidad, El Espino se posiciona como un destino ideal para el turismo ecológico y cultural. A solo unas horas de Tunja, este pueblo boyacense con nombre de árbol invita a vivir una experiencia auténtica en el corazón de los Andes colombianos.




