Aunque el Gobierno ha instalado mesas de negociación con las dos grandes sombrillas de disidencias de las extintas FARC, en muchos territorios del país los frentes de esos mismos grupos parecen ajenos a la idea de paz. Fe de ello dan los habitantes de Miravalle, Caquetá, uno de los lugares en los que exguerrilleros firmantes del Acuerdo de Paz de 2016 se han asentado. El frente Iván Díaz, afiliado al llamado Estado Mayor Central (EMC), ha acusado a esos firmantes de paz de ser cómplices de la Segunda Marquetalia, la otra gran disidencia. En una comunicación pública, los armados instan a los exfarc y a sus familias a abandonar un lugar que declaran “zona de conflicto”, todo lo contrario al lugar de reconciliación y reincorporación para el que se creó. En 2018, durante la implementación del Acuerdo de Paz, se crearon 24 Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), zonas en las que podrían hacer su vida civil, en comunidad, antiguos miembros de las entonces ya desaparecidas FARC. Lo han hecho con el apoyo de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, una de las entidades estatales fundamentales para implementar el Acuerdo de Paz. Pero ya seis han resultado en desplazamientos masivos tras amenazas de estructuras ilegales. Miravalle sería el séptimo. Lo sería, además, por una estructura que está representada en la negociación de paz. Si bien el EMC se ha dividido por cuenta de los avances en la mesa con el Gobierno, el frente Iván Díaz está afiliado a la facción dirigida por alias Calarcá, y que continúa en el diálogo. En contraste con los grupos que operan en el Cauca o Nariño, se trata de uno de los grupos que formalmente están cobijados por un cese al fuego con el Estado. Pese a ello, con su carta ataca a quienes han apostado por la paz desde hace ya casi una década. La misiva agudiza la disputa entre las dos grandes sombrillas de la disidencia, que mantienen una fuerte puja incluso ahora que la Segunda Marquetalia formaliza su participación en la política de paz total con la instalación de una mesa de negociación en Caracas, Venezuela. A la carta en la que el grupo del EMC declara el espacio de reincorporación, ubicado en el municipio de San Vicente del Caguán, como zona de “confrontaciones armadas”, respondió rápidamente la columna móvil Teófilo Forero, de la Segunda Marquetalia. En una extensa comunicación, el autodenominado ejército bolivariano contradice al frente Iván Díaz y hace responsable al EMC de la escalada de violencia en la zona de Reserva Campesina Pato-Balsillas, una de las retaguardias tradicionales de las FARC, y del aumento en la siembra de artefactos explosivos en la región. Además, señala al EMC de agudizar la deforestación en áreas protegidas. En el Caquetá solo operan dos grupos ilegales, del EMC y la Segunda Marquetalia, que mantienen una fuerte rivalidad por hacerse del control de la simbólica zona.ChatGPT
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