El Deportivo Pasto de René Rosero no levanta cabeza, empató de local ante Alianza

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Deportivo Pasto volvió a dejar escapar un resultado favorable en casa, empatando 3-3 ante Alianza Valledupar en un partido que tenía bajo control hasta el tiempo de adición. El equipo nariñense, que ganaba 3-2, no supo cerrar el encuentro y recibió un gol de penal en el minuto 90+7 que sentenció el empate. Lo que pudo ser un triunfo revitalizante se convirtió en otro episodio de dudas bajo el mando de René Rosero, cuya gestión sigue generando más dudas que certezas.

Desde que asumió como técnico encargado, René Rosero no ha logrado cambiarle la cara a un equipo que muestra errores reiterativos, falta de carácter para sostener ventajas y una preocupante desorganización defensiva. En esta ocasión, Deportivo Pasto se había adelantado con goles de Santiago Jiménez (17’), Facundo Boné (32’) y Freddy Espinal (47’), pero terminó pagando caro su pasividad en la segunda mitad y su falta de reacción táctica.

Los números no favorecen a Pasto. A pesar de haber anotado tres goles, solo remató al arco en 3 oportunidades, lo que refleja una preocupante falta de profundidad ofensiva. Además, cedió el balón casi todo el partido: tuvo apenas el 40% de posesión, frente al 60% de la visita. Con 300 pases completados y una precisión del 82%, el equipo local fue superado en dinámica, ideas y control del ritmo de juego.

Lo más alarmante es la falta de solidez defensiva y de liderazgo desde el banquillo. Pasto cometió 16 faltas, recibió presión constante y mostró fragilidad en los momentos decisivos. Mientras Alianza Valledupar movía la pelota con claridad y sumaba 439 pases con un 85% de precisión, el equipo de Rosero lucía estático y sin respuestas. Cuando más se necesitaba cabeza fría, volvió a fallar.

René Rosero llegó con la expectativa de ser un técnico cercano al club, conocedor del entorno y, para muchos, una apuesta de transición que podía estabilizar el proyecto. Sin embargo, su paso hasta ahora ha sido decepcionante. El equipo no mejora en juego, ni en resultados, ni en lectura de partidos. El empate de la tarde de ayer en el Libertad fue una repetición de lo mismo: ventajas que se pierden, cambios tardíos y decisiones que no aportan.

La hinchada empieza a perder la paciencia. No es solo el resultado ante Alianza Valledupar, es la acumulación de partidos en los que Deportivo Pasto se desploma cuando más concentración necesita. El equipo ha perdido puntos en casa, ha dejado escapar victorias, y lo peor: no transmite una idea clara de juego. El discurso de «proceso» ya no convence cuando el equipo camina sin rumbo.

A falta de seis fechas para terminar el Clausura, el panorama no es alentador. Deportivo Pasto parece más cerca del caos que de la clasificación, y bajo la gestión de Rosero, el equipo no muestra señales de mejoría. La dirigencia deberá preguntarse pronto si vale la pena seguir insistiendo con un DT que, partido a partido, demuestra estar lejos de la exigencia que requiere el banquillo del equipo nariñense.



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