El debate del flúor

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Durante décadas, la adición de flúor al agua potable fue vista como una medida clave de salud pública para prevenir la caries dental. Sin embargo, en Estados Unidos, esta práctica está siendo reevaluada en medio de un creciente debate sobre sus posibles efectos a largo plazo.

Entre los beneficios más destacados del flúor está la reducción significativa de las caries, especialmente en poblaciones con acceso limitado a atención odontológica. Su incorporación al agua ha sido respaldada por la Organización Mundial de la Salud y por numerosas asociaciones médicas.

No obstante, voces influyentes dentro del nuevo panorama político estadounidense como Calley Means, asesor en salud del actual gobierno, y Robert F. Kennedy Jr., Secretario de Salud han comenzado a cuestionar su seguridad. Alegan que la fluoración podría estar relacionada con el aumento de enfermedades crónicas en niños y señalan que esta medida afecta de manera desproporcionada a comunidades de bajos recursos.

El informe “Make America Healthy Again” refuerza estas preocupaciones, y figuras como Casey Means, propuesta para liderar la salud pública bajo una posible administración Trump, también apoyan eliminar el flúor del agua.

La controversia ha llevado a varios estados y municipios a reconsiderar la fluoración, siguiendo el ejemplo de países que ya han descartado esta práctica. A pesar de la oposición creciente, muchos expertos aún insisten en que la fluoración sigue siendo una herramienta eficaz y segura para la salud bucal colectiva. El debate, por ahora, continúa.


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