En los últimos años, el departamento del Cauca se ha visto afectado por un ciclo casi constante de bloqueos viales, que lejos de ser un simple obstáculo en la carretera, se han convertido en un freno al desarrollo económico de la región. Las protestas, motivadas por diversas demandas sociales, han dejado a su paso pérdidas millonarias en el sector agrícola, ganadero y comercial.
Estos cierres recurrentes no solo impiden el flujo de productos esenciales y materias primas, sino que también generan una incertidumbre que ahuyenta a la inversión y mina la confianza de los empresarios. Además, los bloqueos han fragmentado a la sociedad caucana, creando una brecha entre quienes protestan y quienes sufren las consecuencias económicas de estas acciones. Las conversaciones sobre la resolución de conflictos parecen estar estancadas, y la falta de consenso agrava una situación que ya es precaria. El departamento se encuentra atrapado en un dilema: ¿Cómo se pueden atender las demandas sociales sin paralizar la economía que sustenta a sus habitantes?




