El contacto piel con piel tras el parto: un gesto sencillo que salva vidas

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Colocar al recién nacido sobre el pecho desnudo de su madre nada más nacer no solo es un momento de ternura: también es una intervención médica eficaz. Así lo confirma una nueva revisión de la revista Cochrane, que destaca el contacto piel con piel como una de las prácticas más beneficiosas para la salud de madre e hijo.

El análisis, que actualiza la evidencia científica disponible desde 2016, incluye 69 ensayos clínicos con más de 7.000 parejas madre-bebé. Los resultados son contundentes: este simple gesto mejora la adaptación del recién nacido, favorece la lactancia materna y reduce la mortalidad neonatal, especialmente en contextos con recursos limitados.

Un inicio de vida más saludable

El contacto piel con piel consiste en colocar al bebé desnudo directamente sobre el pecho descubierto de su madre durante al menos una hora tras el parto. Este contacto inmediato ayuda a regular la temperatura corporal, los niveles de glucosa y la frecuencia cardíaca del recién nacido. También disminuye el llanto y el estrés, al tiempo que fortalece el vínculo emocional entre ambos.

“Es el mejor comienzo que un bebé puede tener en la vida”, resumen los investigadores, subrayando que los beneficios son tanto fisiológicos como psicológicos.

Más lactancia, más bienestar

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es su impacto en la lactancia materna exclusiva. Según los datos recopilados, el 75% de los bebés que tuvieron contacto piel con piel fueron alimentados exclusivamente con leche materna al cumplir un mes, frente al 55% de los que no tuvieron esa experiencia.

Estas cifras refuerzan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de otras 20 guías internacionales que promueven el contacto piel con piel inmediato tras el parto, tanto en hospitales como en partos domiciliarios.

Una intervención simple, de gran impacto

Los expertos de Cochrane concluyen que esta práctica —sin coste, sin tecnología y con beneficios comprobados— debería ser considerada una prioridad en la atención perinatal global.

En palabras de los autores: “A veces, las soluciones más poderosas en medicina no están en los laboratorios, sino en el calor del cuerpo humano”.


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