«Esto no ha terminado, van a seguir atacándonos». Miguel Henrique Otero, editor-presidente de El Nacional, ya advirtió a EL MUNDO unas horas después de conocer que un juez chavista había entregado la sede del emblemático diario El Nacional a Diosdado Cabello, número dos de la revolución.
El también vicepresidente del partido aprovechó su púlpito televisivo de «Con el mazo dando» para responder esta semana a las palabras de Otero. «Con el valor de El Nacional no me pagaste. Ahora me estás provocando para que vaya detrás de la página (web) porque me debes», amenazó Cabello, quien aseguró no estar satisfecho con la «indemnización moral» de 13 millones de dólares dictada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano, martillo bolivariano contra la oposición democrática.
«Me están provocando para dar un paso más», se jactó el jefe revolucionario. Dicho y hecho, sólo posible en revolución con las órdenes de sus jerarcas: la web de El Nacional, la más leída de Venezuela con 21 millones de visitas únicas al mes y la más influyente, sufre desde entonces el bombardeo digital del chavismo.
«Ya tenemos un bloqueo parcial. Es un bloqueo intermitente, ya nos han tumbado la mitad del tráfico», confirmó ayer a EL MUNDO Jorge Makriniotis, director general de El Nacional. Incluso con el cambio de los DNS (sistema de nombres de dominio), el acceso también es imposible, lo que obliga a sus usuarios a utilizar una VPN (red privada virtual).
Según el propio diario, el bloqueo proviene de proveedores del país como Cantv (empresa estatal de telecomunicaciones) y las privadas Movistar, Digitel e Inter.
El «robo judicial» y la nueva arremetida digital del gobierno bolivariano conforman el penúltimo capítulo de la expropiación puesta en marcha por Cabello, quien aprovechó una noticia publicada en el diario, que a su vez incluía una información del diario español ABC, sobre la investigación que se lleva a cabo en Estados Unidos por narcotráfico. «A partir de esa investigación, la DEA (Agencia Antidroga de Estados Unidos) estableció una recompensa de 10 millones de dólares para quienes colaboraran con la captura de Cabello», recuerda el diario.
El ataque contra uno de los diarios más emblemáticos de América Latina se produce sólo días después de una nueva arremetida digital del chavismo contra otros medios independientes, como El Pitazo, Tal Cual y Efecto Cocuyo. La hegemonía comunicacional de la revolución mezcla la compra de medios, a través de millonarios burgueses bolivarianos, con estrategias de censura y autocensura forzada en televisión, radio y online. El papel es hoy un cementerio de dinosaurios domesticados por el poder bolivariano.
Amnistía Internacional y el Foro Penal han investigado durante un año la efectividad de las amenazas proferidas por Cabello desde su programa de televisión. El resultado es esclarecedor: casi la mitad de las estigmatizaciones públicas del chavismo se hacen en «Con el mazo dando» y el 77% de ellas se convierten en detenciones forzadas, uno de los crímenes de lesa humanidad que investiga la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI).




