El Catatumbo, una región ubicada en el norte de Colombia, es testigo de la historia de vida y muerte que marca al país. La región es rica en recursos naturales y estratégicamente ubicada, lo que la convierte en un objetivo codiciado por grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las FARC.
La disputa por el control de la región ha desatado una crisis humanitaria, con más de 80 muertos y 30.000 desplazados desde el 15 de enero. El gobierno ha decretado el estado de conmoción interior en la zona y el presidente Gustavo Petro ha suspendido las negociaciones con el ELN.
La situación en el Catatumbo es un ejemplo de cómo la riqueza de una región puede ser una maldición. La explotación de recursos naturales y la ubicación estratégica de la región han atraído a grupos armados que buscan controlar la zona y beneficiarse de sus recursos.
El ELN, una guerrilla de izquierda que ha estado activa en Colombia desde la década de 1960, ha sido uno de los principales actores en la disputa por el control del Catatumbo. La organización ha estado involucrada en actividades ilícitas, como el secuestro y la extorsión, y ha sido responsable de ataques contra la infraestructura petrolera y otros objetivos económicos.
La crisis en el Catatumbo ha puesto en jaque la política de paz del presidente Petro, quien ha buscado negociar con los grupos armados para poner fin al conflicto. Sin embargo, la situación en la región ha demostrado que la paz es un objetivo difícil de alcanzar en un país con una historia de violencia y conflicto.
En resumen, el Catatumbo es una región disputada y condenada por su riqueza, donde la explotación de recursos naturales y la ubicación estratégica han atraído a grupos armados que buscan controlar la zona y beneficiarse de sus recursos. La crisis humanitaria en la región ha puesto en jaque la política de paz del presidente Petro y ha demostrado que la paz es un objetivo difícil de alcanzar en un país con una historia de violencia y conflicto.




