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Durante su primer recorrido por el Despacho Oval, el canciller alemán buscó similitudes y se encontró con un Trump amable. No obstante, no se sabe si el presidente de Estados Unidos se permitirá persuadir sobre asuntos fundamentales.
Al presentarse ante las cámaras, el 5 de junio, frente al Monumento a Lincoln en Washington, Friedrich Merz se mostró complacido. Su encuentro con el mandatario de Estados Unidos Donald Trump en la Casa Blanca se prolongó durante dos horas y media.
Se había debatido intensamente acerca del clima de la reunión: ¿sería frío y hostil, como en las recientes visitas del presidente de Ucrania Volodimir Zelenski y del presidente de Sudamérica Cyril Ramaphosa? ¿O de carácter colegial y cordial, como en el caso del presidente francés Emmanuel Macron?
En esta ocasión, desde el inicio, fue evidente que no existiría un enfrentamiento. A la entrada de la Casa Blanca, Trump recibió al canciller alemán con un apretón de manos y una palmada en la espalda. «Tenemos amor por los alemanes», expresó ante las cámaras. Merz accedió con amabilidad y acompañó al presidente de Estados Unidos hasta el Despacho Oval. Al concluir el día, afirmaría que regresaría a casa con el sentimiento de haber hallado a alguien con quien colaborar.
Los expertos en política exterior de Estados Unidos también quedaron asombrados por el comportamiento. «Este intercambio fue todo menos convencional», declaró a DW Damian Murphy, del Center for American Progress, un centro de estudios liberal ubicado en Washington, D. C. También los grupos conservadores de Estados Unidos manifestaron su apoyo: Nile Gardiner, de la Fundación Heritage, caracterizó la reunión como un «inicio robusto».




