Un reciente informe alerta que los efectos del cambio climático, combinados con las secuelas del conflicto armado en Colombia, podrían empujar a cientos de miles de niños y adolescentes a una situación de pobreza extrema para el año 2030. El estudio destaca que el aumento de fenómenos climáticos extremos, como sequías, inundaciones y desplazamientos forzados, está afectando particularmente a las comunidades más vulnerables, muchas de ellas ya afectadas por años de violencia. Este contexto de inestabilidad y escasez de recursos limita las oportunidades de acceso a la educación, la salud y la alimentación, cruciales para el desarrollo de los menores en zonas rurales y conflictivas.
Además de las tensiones derivadas del conflicto, el cambio climático exacerba las condiciones de vida de las poblaciones desplazadas, haciendo que millones de niños enfrentan un futuro incierto. La falta de infraestructura adecuada y el debilitamiento de los sistemas de seguridad social dificultan la capacidad del Estado para proporcionar asistencia efectiva, lo que incrementa el riesgo de que una nueva generación crezca en condiciones de vulnerabilidad extrema. Las organizaciones internacionales hacen un llamado urgente a la acción para implementar políticas públicas que combinen la atención a las víctimas del conflicto con estrategias de adaptación al cambio climático, a fin de evitar que la situación de pobreza se agrave en los próximos años.


