El “calvario” del que se libró el personero de Chiquinquirá

Cinco años después, Carlos Ernesto Fajardo fue absuelto de todos los cargos penales que enfrentaba por amenazas, constreñimiento ilegal y presunta compra de un cargo público.
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Cinco años bajo sospecha

El nombre de Carlos Ernesto Fajardo Castiblanco, personero de Chiquinquirá, volvió a sonar recientemente, esta vez no por una nueva denuncia, sino por una absolución judicial. El Juzgado Promiscuo Penal del Circuito de Santa Rosa de Viterbo lo exoneró de todos los cargos penales tras cinco años de proceso. Se le señalaba de presuntas amenazas, constreñimiento ilegal, violencia intrafamiliar y de haber pagado por su cargo en la Personería de Coper.

Según el fallo, la Fiscalía no logró probar su responsabilidad, por lo que se emitió una decisión absolutoria. Pero el caso, aunque cerrado jurídicamente, deja heridas abiertas.

Las denuncias: una historia sin final claro

Varias de las denuncias provinieron de Daniela Albarracín, expareja del funcionario y madre de su hijo. Ella lo acusó públicamente de amenazas, persecución y de haber pagado 25 millones de pesos por su cargo en Coper. En su momento dijo:

“Tengo chats, audios y documentos como prueba de lo que, según yo, fue la compra del concurso”.

También manifestó sentirse revictimizada al verlo ocupar un cargo como personero, mientras aún estaba vinculado a un proceso penal. Añadió que había recibido protección de la Comisaría de Yopal y que llevaba años pidiendo ayuda a las autoridades.

La defensa: ¿Montaje político?

Fajardo ha sostenido desde el principio que todo fue una persecución por razones políticas:

“Desde el 2018 he vivido un calvario. Me señalaron de violento, de nazi, de corrupto. Todo por diferencias ideológicas y por haber pertenecido a las juventudes del Centro Democrático… Hoy la justicia me da la razón”.

Negó haber comprado el concurso y aseguró que fue un logro por mérito propio. Además, resaltó que la Procuraduría también ratificó su inocencia en dos instancias y que no existe ninguna queja activa en su contra.

Un caso cerrado en papel, no en la opinión

Albarracín también lo mencionó en un supuesto proceso por porte ilegal de armas, y afirmó que Fajardo habría accedido a un principio de oportunidad. Aunque esa parte del caso no fue evaluada en el juzgado de Santa Rosa, ella insistió en que fue ignorada por las autoridades. Él, por su parte, declaró:

“Nunca he sido condenado por ningún delito. Se demostró que no hubo corrupción, ni amenazas, ni constreñimiento. Era un montaje”.

Aunque fue absuelto judicialmente, el debate moral, político y mediático alrededor del personero sigue abierto.

¿Justicia real o justicia selectiva?

Aunque el fallo es claro y lo absuelve de todo cargo penal, el proceso sigue dejando preguntas en el aire. ¿Fue realmente un caso de persecución política? ¿O el poder logró blindarlo? ¿Y si no hubo delito, entonces, ¿hubo mentira de la denunciante?

El caso se archivó en los juzgados, pero no en la memoria colectiva. Como suele decirse: una cosa es quedar libre, y otra muy distinta, quedar limpio.

Pero aquí lo único claro, es que, esta vez la justicia dejo bien parado al personero.


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