El Departamento Administrativo de Gestión Catastral Multipropósito de Tunja volvió a ser centro de polémica tras la reciente posesión de Oswaldo Jiménez Mesa como nuevo director, en medio de un contexto marcado por escándalos, renuncias y una preocupante inestabilidad institucional. La sucesión de mandos, sumada a cuestionamientos sobre los procesos internos, dejó al descubierto una evidente desorganización en una dependencia clave para el desarrollo urbanístico de la ciudad.
La crisis se gestó meses atrás, cuando el alcalde Mikhail Krasnov designó a Martha Viviana Moreno Urrea como directora, decisión que no fue bien recibida por varios funcionarios. Su llegada provocó la intempestiva salida de Giusseppe Malagón, quien hasta entonces se desempeñaba como responsable de la entidad. Desde ese momento, las denuncias por conflictos laborales y supuestas anomalías administrativas comenzaron a acumularse.
A la controversia por el nombramiento se sumó el manejo poco claro de la licitación para la actualización catastral, un proceso vital para el ordenamiento territorial y la planeación urbana de la capital boyacense. A esto se agregaron voces críticas que hablaron de posibles actos de nepotismo, señalando contrataciones dirigidas a beneficiar perfiles cercanos, más por vínculos personales que por méritos profesionales.
Ante la presión y el creciente malestar, Moreno Urrea presentó su renuncia, argumentando razones personales. Sin embargo, para muchos, su salida fue la consecuencia directa de una gestión deslucida y de un entorno laboral enrarecido.
Con la llegada de Oswaldo Jiménez, los ciudadanos exigen un rumbo claro y mayor seriedad por parte del Ejecutivo municipal. La constante rotación de directores en una dependencia tan estratégica ha sembrado dudas sobre la capacidad del alcalde para garantizar gobernabilidad y eficiencia en su gabinete.
El nuevo director enfrenta ahora el reto de recuperar la confianza institucional y avanzar en los procesos técnicos y legales que requiere la ciudad. Mientras tanto, la ciudadanía permanece atenta y exige que los intereses de Tunja se antepongan a los juegos de poder y los nombramientos improvisados.




