Con recientes observaciones astronómicas, expertos han reducido en las últimas horas la probabilidad de impacto en la Tierra, que llegó hasta el 3,1% a un modesto 0,28%. Además, tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA) modificaron la clasificación del asteroide en la Escala de Turín, un sistema que mide el riesgo de impacto en una escala del 0 al 10, y lo bajaron de un nivel 3 a 1, lo que significa que el choque es “extremadamente improbable y no es motivo de atención ni preocupación pública”.
Astrónomos que observan a diario el asteroide YR4 afirmaron que el intenso brillo de la Luna dificultó de alguna manera la precisión en el estudio de su trayectoria, debido a la excesiva luminosidad del cielo nocturno. Pero ahora, que su brillo comenzó a menguar, lograron realizar nuevas mediciones con mayor precisión. “Cada noche adicional de observaciones mejora nuestra comprensión de dónde podría estar el asteroide el 22 de diciembre de 2032 y subraya la importancia de recopilar suficientes datos para que nuestros expertos en defensa planetaria puedan determinar el riesgo futuro para la Tierra”, describió la NASA en un comunicado reciente.
Pero justamente, la Luna, que en principio dificultó la observación de este asteroide, podría resultar perjudicada ante una eventual colisión. Al principio, había un riesgo de 0,23% de impacto con nuestro satélite natural. Pero ahora este número se sitúa en 1%, según datos de la NASA.
Con un tamaño de aproximadamente 55 metros y viajando a 48.000 kilómetros por hora, el impacto del asteroide contra la superficie lunar podría ser un evento visible desde la Tierra.

La probabilidad de impacto en la Luna y sus consecuencias
Un impacto de 2024 YR4 en la Luna generaría una explosión equivalente a 340 bombas de Hiroshima y dejaría un cráter de hasta 2 kilómetros de diámetro. Sin embargo, este tipo de eventos no son inéditos en nuestro satélite natural.
La superficie de la Luna está marcada por miles de cráteres formados por impactos de asteroides a lo largo de su historia. Aunque un nuevo cráter sería visible desde la Tierra, su impacto en términos prácticos sería insignificante. Según expertos, una colisión con la Luna generaría un cráter de hasta 2 kilómetros de diámetro, muy pequeño en comparación con el mayor ubicado en la cuenca del Polo Sur-Aitken, que se extiende por más de 2.400 km de diámetro.
En diálogo con Infobae, el astrónomo Diego Bagú aseguró: “Se trata de un asteroide pequeño. En caso de impacto con la Luna, no representaría ningún peligro para la Tierra. Sí levantaría una gran cantidad de escombros. Quizás alguno podría llegar a escapar de la gravedad de la Luna y eso implicaría que fuese atraído a nosotros por la gravedad de la Tierra. Y también sería algo mínimo”.
Y agregó: “Obviamente, si este asteroide fuese más grande, podría desestabilizar la Luna y eso sería un problema enorme para la Tierra. Pero no es el caso de este asteroide que tiene un tamaño relativamente pequeño”.
