Heriberto Caicedo es un nariñense que, desde hace unos veinte años aproximadamente, ha venido explorando los campos del arte con dedicación y amor. Inicialmente residió en la ciudad capital, pero hoy disfruta de los encantos de su tierra natal: Sandoná. Sus trabajos, principalmente casitas en miniatura, gozan de gran acogida tanto por parte de los locales como de los visitantes.
Cuenta que, en un principio, su oficio era la soldadura. Junto con sus hermanos, poco a poco fue incursionando en la escultura y, más adelante, en el arte de construir casas en miniatura con tal habilidad y gusto estético que su trabajo ha sido motivo de admiración y reconocimiento como maestro en su oficio. Con el tiempo, sus amigos comenzaron a comprarle sus piezas, y no tardaron en aparecer turistas norteamericanos interesados, quienes también se llevaron algunas de sus artesanías.
Recuerda que, hace unos 15 años, elaboró un trapiche en miniatura con todas sus funciones y movimientos. Esta pieza fue adquirida por la familia Arcos Fajardo, quienes la llevaron a la capital de la República.
El maestro Heriberto comenta que actualmente realiza dos casitas por semana. Las de dos pisos tienen un valor de $300.000 y las de un piso, $150.000.
En su familia, sus hijos Harold, Mónica y Liliana han seguido sus pasos y también se dedican al arte en distintas manifestaciones. A sus 78 años, dice sentirse feliz y bendecido por Dios.




