Firme bajo los tres palos
En la noche bogotana, mientras la ciudad dormía, Kevin, arquero de Fortaleza, lidiaba con el peso de sus decisiones y la intensidad de sus emociones. Trasnochado, sí, pero también enamorado. Así lo confesó entre risas y verdades sin filtro: “No me separo de ella ni un minuto”, dijo sobre una presencia que, aunque no reveló del todo, se sintió como el motor que lo mantiene despierto y comprometido.
Clave
El portero, acostumbrado a las luces y sombras del arco, habló con franqueza sobre el desgaste físico y emocional de su rol. Admitió que trasnocha todos los días, pero lo hace con gusto, como quien vive con intensidad una historia que sabe irrepetible. “Es pesado, pero también lo quiero vivir así”, afirmó, reconociendo que intenta descansar durante el día, aunque “no es lo mismo”.
Con los pies firmes en la tierra y el corazón en la cancha, Kevin reflexionó sobre lo ingrato del fútbol: “Eras Caín a los 10.000 y después te convertiste en Gardel con 3 balones por huevo”. Entre la crítica y el aplauso, supo mantenerse en pie. “Hay que aprender a vivir con eso”, aseguró, recordando cómo el respaldo del equipo ha sido clave para levantarse tras los errores.
Luego de una victoria importante, destacó que “si no hubiéramos ganado, todo habría sido diferente”, dejando claro cómo la narrativa cambia con el resultado. Con Fortaleza buscando un lugar entre los ocho, el arquero no se achica ante los retos. “Estamos a cinco puntos, ¿por qué no meternos a la fiesta?”, se preguntó con ilusión.
Aunque no le gustó jugar en el Olaya por el clima y la altura, asumió el reto con madurez: “Es lo que hay y hay que salir a afrontarlo”. Con la mirada puesta en la clasificación y no en el descenso, Kevin dejó claro que en Fortaleza no se piensa en bajar, sino en pelear.




