
La campaña de la candidata presidencial demócrata estadounidense, Kamala Harris, está acompañada de risas. Esto proporciona a sus oponentes un objetivo a atacar. Sin embargo, ella se protege con humor.
Donald Trump criticó a Kamala Harris, su oponente a la presidencia de Estados Unidos, por tener una risa loca. Trump aprovecha cada oportunidad para ridiculizarla, ya sea por su condición de mujer o por su tono de piel. Se unen a él los partidarios del expresidente difundiendo memes ofensivos y videos falsos. Harris y su equipo de campaña responden a estos ataques. Kamala Harris es ahora vista como un ícono del pop por medios que normalmente se enfocan en celebridades del mundo del espectáculo.
La atención se centra repetidamente en la feliz vicepresidenta de los Estados Unidos, quien puede reírse de sí misma, permitir que las campañas desagradables le reboten y, en ocasiones, devolver los golpes. Según ella, como fiscal, tuvo que enfrentarse a delincuentes de diversas categorías: «Personas que maltratan a las mujeres, defraudadores y estafadores que han violado las normas para su propio beneficio». Créame, estoy familiarizado con personas como Donald Trump.




