El amor propio lo cambia todo

CARLOS GALLARDO
[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

Carlos Gallardo

Durante mucho tiempo creí que para estar bien necesitaba a alguien a mi lado. Como muchos, fui criado con la idea de que la vida se vive en pareja, que uno solo no vale lo mismo, que la felicidad viene del otro. Y claro, todos queremos amar y ser amados. Tener a alguien que nos apoye, nos escuche, nos elija. Pero la vida me enseñó algo que marcó un antes y un después: si no te amas tú, nadie puede llenar ese vacío. Y más aún: si te fallan, tú puedes seguir, pero solo si aprendiste a estar contigo primero.

He pasado por relaciones buenas, malas y otras simplemente necesarias para darme cuenta de lo que no quiero más. He sentido lo bonito de ser correspondido, y también el dolor de que te fallen, te suelten, o simplemente no estén a la altura del amor que diste. Pero de todas esas experiencias, lo más valioso que me quedó fue una sola verdad: el amor propio es la base de todo. Sin él, cualquier vínculo se convierte en una cárcel emocional.

Hoy, después de muchas heridas, muchas lecciones, y también mucha sanación, puedo decir que el amor propio no solo es posible, sino que es el punto de partida para todo lo grande que uno se propone. Porque cuando te amas, ya no dependes. No mendigas amor. No te quedas donde no te valoran. Cuando te amas, entiendes que mereces amor, pero no a cualquier precio.

Amarse es difícil. Es enfrentarse con uno mismo. Es dejar de culpar a los demás por lo que a uno le falta. Es aprender a mirarse con compasión, pero también con disciplina. Es decirse la verdad, incluso cuando duele. Es sanar lo que nos enseñaron mal, lo que nos quebró, lo que nunca debió pasar. Y es ahí, en esa lucha silenciosa con uno mismo, donde empieza la verdadera transformación.

Porque sí, el amor propio no es solo hablar bonito de uno. No es maquillarse el alma con frases motivacionales mientras por dentro te sigues saboteando. Amarse es acción. Es decisión. Es compromiso con tu versión más valiente.

Desde que empecé a trabajar en mi amor propio, cambiaron muchas cosas. Dejé de depender de la aprobación ajena. Dejé de perseguir lo que me hacía daño. Empecé a poner límites. A elegir mejor. A priorizarme. Y descubrí que cuando uno se respeta, también empieza a atraer relaciones distintas. Ya no aceptas cualquier cariño a medias, cualquier promesa vacía, cualquier presencia que pesa más de lo que suma.

Y sí, claro que sigue siendo hermoso compartir la vida con alguien. Claro que quiero una compañera de vida que camine a mi lado. Pero si no llega, o si llega y no sabe cuidarlo, ya no me quedo estancado. Porque ahora tengo el motor adentro. Porque ahora no necesito que me amen para estar completo… yo ya me tengo a mí.

Es por eso que le digo a todos los que están pasando por una ruptura, una decepción o simplemente se sienten solos: no te estás quedando solo, te estás recuperando. Y en ese proceso, te vas a encontrar con una versión de ti más fuerte, más clara, más firme. Una versión que va a lograr lo que se proponga, porque ya no depende de nadie para avanzar.


Compartir en