el alma del Sanjuanero Huilense que se cose entre hilos y tradición

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En un taller donde el tiempo parece detenerse entre telas, agujas y ritmos de bambuco, José Luis Roldán no solo confecciona trajes, sino que preserva la esencia cultural del Huila. Con 50 años de vida y 25 de experiencia, este diseñador neivano se ha convertido en el guardián del traje del Sanjuanero Huilense, un símbolo festivo que, bajo su dirección, renace cada año con renovada vitalidad.

Heredero del legado de Pina Vanegas, Roldán lidera la casa de confección más importante del departamento, ubicada en la carrera Octava con calle Novena de Neiva. Allí, desde febrero, su equipo de 15 costureras y una red de madres cabeza de hogar trabaja sin descanso. Algunas cortan encajes, otras ensamblan pollerines de satén, y muchas más bordan a mano flores de seda que transforman cada pieza en arte.

“Un solo traje femenino pasa por ocho manos”, dice Roldán con orgullo. El traje masculino, más sencillo, es obra de una sola persona. Pero ambos, en su conjunto, representan una tradición viva que late con fuerza en cada festival. Su taller, más que un espacio de trabajo, es un santuario donde el folclor se viste de gala y la identidad huilense se teje, hilo a hilo.


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