El abogado invidente que trabaja por la justicia en Mocoa

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En el Juzgado Primero Laboral de Mocoa (Putumayo), Gerardo Tobar Narváez se ha convertido en un ejemplo de superación y dedicación en la rama judicial. A pesar de su discapacidad visual, este abogado ha desempeñado diversos roles dentro del sistema judicial, incluyendo el de juez encargado. Su historia es un testimonio de perseverancia y compromiso con la justicia.

Un accidente que cambió su vida, pero no sus sueños

Gerardo Tobar perdió la vista a los 17 años tras un accidente de tránsito en su natal Ipiales, Nariño. Una esquirla del parabrisas del vehículo en el que viajaba le causó daños irreparables en las córneas, retinas y nervio óptico. Sin embargo, este suceso no frenó su determinación de convertirse en abogado, un objetivo que tenía claro desde su niñez.

Tras el accidente, tuvo que trasladarse a Pasto para su rehabilitación en el Instituto Nacional para Ciegos, donde culminó sus estudios de bachillerato. Se destacó en materias como Filosofía, Lenguaje e Historia, y en 2002 logró ingresar a la Universidad de Nariño para estudiar Derecho. Allí conoció Jaws, un software de lectura de pantalla que se convirtió en su mejor herramienta de estudio.

Superando barreras con creatividad y esfuerzo

En sus años universitarios, Tobar enfrentó múltiples desafíos, desde acceder a materiales de lectura hasta presentar exámenes en igualdad de condiciones con sus compañeros. Para sortear estas dificultades, grababa las lecturas que le dictaban estudiantes de colegio a cambio de horas de servicio social. También aprovechaba los avances tecnológicos, como el escáner y el lector de pantalla, para revisar documentos en formato digital.

En 2008, completó su judicatura en un juzgado de Instrucción de la Justicia Penal Militar, donde desempeñó tareas como la sustanciación de expedientes y la elaboración de autos y sentencias. Allí, sus colegas instalaron Jaws en su computadora, facilitando su desempeño profesional.

Un camino en la rama judicial

En 2011, Tobar ganó un concurso para ocupar el cargo de citador en el Juzgado Primero Laboral de Mocoa. Su dedicación le permitió ascender y asumir funciones de mayor responsabilidad, como auxiliar judicial. En 2012, el Tribunal Superior de Mocoa lo designó como juez encargado del Juzgado Primero Penal, enfrentando con éxito uno de sus mayores desafíos profesionales.

Aunque reconoce que su discapacidad le impone ciertas limitaciones, confía en que la tecnología y su experiencia le seguirán abriendo puertas. Aunque por ahora no aspira a ser juez nuevamente, sigue enfocado en su crecimiento profesional y en disfrutar de su vida en familia junto a su esposa e hijo.

“Solo es cuestión de valorar las cosas, de mentalizarse en lo positivo, y sé que se pueden lograr grandes cosas”, concluye Tobar, un abogado que ha demostrado que la verdadera justicia no entiende de barreras físicas, sino de voluntad y determinación.


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