El abandono del patrimonio en la ciudad

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Un llamado urgente a la conciencia social y gubernamental por parte del alcalde y la comunidad.

En Fusagasugá, la «Ciudad Jardín de Colombia», se libra una silenciosa batalla contra el olvido y la indiferencia: el patrimonio histórico y cultural de la ciudad está siendo abandonado. Este alarmante escenario no solo pone en riesgo el legado que define la identidad de los fusagasugueños, sino que también evidencia una preocupante falta de conciencia social y responsabilidad institucional.

Las autoridades encargadas de proteger y preservar estos bienes patrimoniales parecen estar ausentes en su labor. A pesar de los esfuerzos de algunos ciudadanos comprometidos, el descuido y el deterioro de los sitios históricos son prueba irrefutable de la inacción de la administración local.

Riesgo

Fusagasugá, conocida por su riqueza cultural y su historia, alberga una serie de bienes patrimoniales que deberían ser motivo de orgullo y atención prioritaria. Sin embargo, muchos de estos lugares han quedado relegados al abandono, convertidos en espacios de desinterés y deterioro. Esta situación contradice abiertamente el eslogan oficial «Fusagasugá Florece», que promueve una imagen de progreso y desarrollo.

En un recorrido por la ciudad, es evidente cómo estructuras que representan el pasado y la memoria de Fusagasugá han sido relegadas al olvido. Edificios históricos, plazas emblemáticas y monumentos que deberían ser el reflejo del compromiso de la ciudad con su historia, ahora son testigos de la falta de cuidado por parte de las autoridades y la sociedad.

Responsabilidad

La indiferencia hacia el patrimonio cultural no recae únicamente en la administración local, encabezada por el alcalde William García Fayad. Aunque el gobierno tiene la obligación de velar por la conservación de estos bienes, la sociedad también tiene un papel fundamental en su cuidado. La falta de educación y sensibilidad hacia la importancia de preservar estos espacios ha permitido que el abandono se convierta en una norma aceptada.

El alcalde García Fayad debe tomar medidas urgentes para revertir esta situación. Más allá de embellecer la ciudad con iniciativas superficiales, es fundamental priorizar la conservación del patrimonio como un pilar del desarrollo cultural y social de Fusagasugá. Este llamado a la acción no es solo un asunto de gobierno, sino también de identidad: una ciudad que no respeta su historia está destinada a perder el rumbo de su futuro.

Por otro lado, la comunidad debe asumir un papel activo en la protección de estos bienes. Las organizaciones sociales, instituciones educativas y ciudadanos en general tienen el deber de exigir acciones concretas y promover iniciativas que salvaguarden el patrimonio.

El peligro

El deterioro del patrimonio de Fusagasugá no solo implica la pérdida de bienes materiales, sino también la erosión de la memoria colectiva y el sentido de pertenencia. Este abandono es un síntoma de una sociedad desconectada de sus raíces, lo que pone en peligro su capacidad para construir un futuro sólido.

Fusagasugá tiene la oportunidad de cambiar esta narrativa. Con voluntad política, participación ciudadana y una visión que valore el patrimonio como un recurso invaluable, la ciudad puede renacer como un ejemplo de respeto y conservación de la historia. Solo así, «Fusagasugá Florece» podrá dejar de ser un simple eslogan y convertirse en una realidad que honre verdaderamente a la «Ciudad Jardín».


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