El concejal que encabeza los rajados del año 2024 en el Tolima.
El concejal Camilo Serrato, del Partido Cambio Radical, ha sido catalogado como el número uno en el deshonroso ranking de los rajados del Concejo Municipal del Líbano, Tolima. Este reconocimiento negativo se fundamenta en una serie de actuaciones que, a criterio del medio El Informativo representan un claro ejemplo de cómo no ejercer un cargo público.
Experiencia
Camilo Serrato, un concejal repitente que ya había ocupado un escaño en el periodo constitucional 2020-2023, llegó al Concejo con la ventaja de su experiencia previa. Sin embargo, esta no fue puesta al servicio de la comunidad. Lejos de consolidar una gestión basada en el apoyo a las necesidades de los ciudadanos, especialmente de las comunidades rurales de donde proviene, Serrato cayó en prácticas políticas que han generado rechazo.
El primer gran error del concejal fue, según algunos sectores de la opinión pública, olvidar sus raíces campesinas. En lugar de mantener una conexión genuina con quienes lo eligieron, Serrato pasó a desempeñarse como un «zorro político», un término que refleja sus constantes cambios de postura y estrategias cuestionables.
Conveniencia
Uno de los episodios más llamativos que marcaron el segundo semestre de 2024 fue su oposición a la alcaldesa Beatriz Valencia Gómez. Durante varias sesiones, Serrato adoptó un tono crítico hacia la administración municipal, cuestionando de manera vehemente sus decisiones y políticas. Sin embargo, en un giro inesperado, hacia finales del año cambió radicalmente su postura, pasando de opositor a defensor de la mandataria. Este comportamiento camaleónico despertó dudas sobre la autenticidad de sus principios y su verdadero compromiso con los intereses de los ciudadanos.
Ideales
El caso de Camilo Serrato se convierte en un ejemplo de cómo la política puede alejarse de los ideales y de las comunidades que representa. En este proceso, según observadores locales, Serrato traicionó no solo a su electorado rural, sino también a su propio equipo político y a la alcaldesa a quien inicialmente respaldaba. Este tipo de actuaciones, lejos de fortalecer la confianza ciudadana, debilitan las bases de la democracia local y generan un ambiente de incertidumbre política.
Se hace un llamado a la reflexión para el concejal Camilo Serrato y para los concejales a cargo. El año 2025 debería ser un punto de inflexión en su carrera política, una oportunidad para replantear sus prioridades y trabajar genuinamente por el bienestar de la gente. Los ciudadanos del Líbano necesitan representantes comprometidos con su desarrollo, no figuras que utilicen sus credenciales para favorecer intereses personales o realizar «jugadas» políticas.
El deshonroso primer lugar en este ranking debe ser un recordatorio de que los cargos públicos no son un espacio para la improvisación ni el oportunismo. Es un llamado a la responsabilidad y a la coherencia, valores indispensables para construir una política al servicio de todos.




