La tranquilidad del norte del Cauca se vio interrumpida por un hecho atroz: el asesinato del docente Edgar Velasco, maestro de la Institución Educativa La Huella, en el municipio de Caloto. El crimen ocurrió durante un presunto robo, cuando sujetos desconocidos lo atacaron violentamente para despojarlo de su motocicleta.
Según los primeros informes, Velasco fue interceptado por los agresores mientras transitaba por una zona rural. En medio del forcejeo, recibió heridas graves que le causaron la muerte en el lugar. La brutalidad del hecho dejó consternada a la comunidad educativa y reavivó la preocupación por la creciente inseguridad que azota la región.
La noticia generó un fuerte rechazo por parte de docentes, estudiantes y líderes sociales, quienes exigen acciones inmediatas para frenar la violencia en zonas rurales. “Es inaceptable que quienes roban también se crean con derecho a quitar la vida”, expresó un colega del maestro asesinado. La comunidad ha alzado su voz para que este crimen no quede impune.
Diversas entidades defensoras de derechos humanos, junto a colectivos educativos, han solicitado el esclarecimiento rápido de los hechos y la implementación de estrategias de protección para quienes trabajan en contextos vulnerables. Señalan que la ausencia estatal y la falta de garantías están dejando a los habitantes a merced de la delincuencia.
Mientras avanzan las investigaciones, el caso de Edgar Velasco se convierte en símbolo del abandono que enfrentan muchas zonas rurales del Cauca. La ciudadanía exige presencia institucional real y sostenida, que garantice no solo justicia para este crimen, sino condiciones mínimas de seguridad y respeto por la vida en todo el territorio



