Las delegaciones de Estados Unidos y China se reúnen en Londres en un intento por prolongar la tregua comercial alcanzada en mayo. El acuerdo original, firmado en Ginebra, impuso una reducción significativa de aranceles entre ambas potencias y estableció una pausa de 90 días en la escalada de tensiones.
Este nuevo encuentro cobra relevancia a medida que se acerca la fecha límite de agosto, cuando expirará el acuerdo temporal. Ambas economías buscan evitar un repunte de los aranceles que podría afectar el comercio global.
Los temas clave en la agenda
La conversación se centra en cuatro ejes críticos. El primero es el acceso a tierras raras, minerales esenciales para tecnologías avanzadas. Estados Unidos exige compromisos más firmes sobre exportaciones chinas.
El segundo eje es el control de exportaciones de semiconductores. Las restricciones impuestas por Washington sobre chips de última generación han generado fricciones, mientras que China busca proteger su industria tecnológica.
También se discuten temas educativos, como la flexibilización de visados para estudiantes chinos en EE. UU., y el cumplimiento del acuerdo original, ya que Washington ha acusado a Beijing de no respetar completamente los términos establecidos.
Las delegaciones y el contexto global
Scott Bessent, secretario del Tesoro, lidera la delegación estadounidense junto con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante comercial Jamieson Greer. Por parte de China, el viceprimer ministro He Lifeng encabeza las conversaciones.
El Reino Unido actúa como anfitrión logístico, sin participación directa en las negociaciones.
Este diálogo ocurre en un contexto económico desafiante. Las exportaciones chinas a EE. UU. cayeron un 35 % en mayo, reflejo de un comercio bilateral en retroceso. Además, China enfrenta deflación por cuarto mes consecutivo, lo que intensifica la presión por alcanzar un acuerdo.
¿Qué se espera del nuevo encuentro?
Ambas potencias esperan extender la tregua más allá de agosto, aunque sin avances estructurales profundos. Un posible resultado sería un acuerdo parcial que mantenga aranceles reducidos y compromisos puntuales sobre comercio y tecnología.
La atmósfera es tensa, pero el interés común en estabilizar la relación comercial sigue vigente. El desarrollo de esta cumbre será clave para los mercados y la economía global.
