Después de mucho tiempo persiguiéndolo, Estados Unidos logró este lunes hacerse definitivamente con el avión de carga venezolano que el Gobierno argentino inmovilizó en junio de 2022 en Buenos Aires a instancias de Washington, que asegura que el aparato servía para operaciones encubiertas de agentes venezolanos e iraníes en toda América Latina.
Según informó el Departamento de Justicia, el Gobierno de Estados Unidos confiscó el avión Boeing 747-300 en el aeropuerto ejecutivo de Opa-Locka, en el condado de Miami-Dade, adonde había llegado desde Argentina a primeras horas de la mañana, lo que culmina una operación internacional que provocó las protestas del presidente venezolano, Nicolás Maduro, que lanzó críticas contra el gobierno argentino por atender las peticiones de Estados Unidos.
“El decomiso por parte de Estados Unidos del avión de carga Boeing 747 culmina más de 18 meses de planificación, coordinación y ejecución por parte del gobierno de Estados Unidos y nuestros contrapartes argentinos», dijo Markenzy Lapointe, el Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida tras conocerse que la aeronave había aterrizado finalmente en Miami y estaba ya bajo control de las autoridades federales.
El pulso en torno al avión, de la aerolínea venezolana Emtrasur, comenzó tras quedar varado en Buenos Aires por falta de combustible. Había llegado a la capital argentina el día 6 y dos días más tarde tenía previsto ir a Montevideo, pero Uruguay le denegó acceso a su espacio aéreo, por lo que debió regresar al aeropuerto argentino, donde fue retenido a pedido de Estados Unidos. Sus 19 tripulantes fueron detenidos.
Antes de pertenecer a Emtrasur, propiedad del Estado venezolano, el Boeing había operado con Mahan Air, aerolínea iraní sancionada por Estados Unidos por sus vínculos con la Fuerza Quds, poderoso brazo paramilitar de élite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, a la que Washington considera una organización terrorista.
Washington afirma que Mahan Air presta transporte de armas y combatientes a la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
En el momento de su incautación, a las autoridades argentinas les llamó la atención que la tripulación era mucho mayor a la requerida para vuelos de estas características. Entre ellos viajaban cinco ciudadanos iraníes. Emtrasur aseguró entonces que se trataba de instructores de vuelo.
Al piloto del avión, Gholamreza Ghasemi, Estados Unidos le atribuyó haber sido miembro de la Guardia Revolucionaria iraní.
Los gobiernos de Teherán y Caracas negaron las acusaciones estadounidenses de que el avión servía en realidad para operaciones de inteligencia iraní en América Latina y un juez argentino dispuso en octubre de 2022 la puesta en libertad de los últimos tripulantes que permanecían presos por la “falta de mérito” de los cargos en su contra.
La aeronave, sin embargo, quedó retenida pues en julio de 2022, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, con la colaboración de las autoridades argentinas, obtuvo una orden judicial para que el avión fuera confiscado en Buenos Aires por “el traspaso no autorizado” del Boeing de la sancionada Mahan Air a Emtrasur.

