La Armada de Estados Unidos está dando un paso firme hacia la guerra del futuro con la incorporación de armas robóticas y sistemas autónomos en sus buques de guerra. Desde cañones automáticos hasta láseres de alta energía y drones submarinos, la flota naval más poderosa del mundo busca mantener su superioridad tecnológica y estratégica.
Defensa automatizada en alta mar
Uno de los sistemas más reconocidos es el Phalanx CIWS, una torreta automática capaz de detectar y destruir misiles o aeronaves enemigas en segundos. Su evolución, el SeaRAM, sustituye el cañón por misiles de corto alcance, aumentando la precisión contra amenazas múltiples.
La innovación no se detiene ahí. Los buques ya cuentan con armas láser como HELIOS y ODIN, capaces de neutralizar drones con energía dirigida. Estos sistemas permiten respuestas más rápidas y a menor costo frente a ataques masivos.
Armas autónomas contra drones
Además, la Armada ha integrado interceptores autónomos como el Roadrunner-M de Anduril y el Coyote Block 2 de Raytheon. Ambos actúan como defensas de última línea frente a enjambres de drones, una amenaza cada vez más común en escenarios modernos de combate naval.
Robótica submarina y contraminería
La guerra bajo el agua también se transforma con vehículos no tripulados. El Knifefish UUV detecta minas submarinas de manera autónoma, mientras que el sistema M2NS combina brazos robóticos y visión artificial para neutralizarlas sin exponer a buzos humanos.
Estos avances no solo refuerzan la seguridad, sino que también aceleran las operaciones en zonas de alto riesgo.
Vehículos de superficie no tripulados
En ejercicios como BALTOPS 2025, la Armada desplegó vehículos autónomos de superficie como el GARC, diseñado para operaciones rápidas y de apoyo a buques mayores. Su integración en entrenamientos militares confirma el interés en consolidar escuadrones mixtos de naves tripuladas y autónomas.
Robots para mantenimiento y logística
No todo está orientado al combate. La robótica también se aplica al mantenimiento. Robots escaladores, desarrollados por Gecko Robotics, inspeccionan cascos y estructuras de grandes buques, reduciendo tiempos en dique seco. A esto se suma la realidad aumentada (ARMS), ya operativa en portaviones y destructores, que conecta a ingenieros en tierra con tripulaciones a bordo para reparaciones rápidas.
Una flota hacia la autonomía
La incorporación de estas tecnologías evidencia la transición de la Armada hacia un modelo híbrido: tripulación humana respaldada por sistemas autónomos. El objetivo es claro: incrementar la capacidad defensiva, reducir riesgos y asegurar la ventaja militar en un escenario global cada vez más competitivo.
Con armas robóticas, drones submarinos y láseres instalados en sus buques, Estados Unidos redefine la guerra naval del siglo XXI.




