El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha decretado el estado de emergencia y un toque de queda en cinco provincias, extendido a una octava, como respuesta a las protestas generadas por la eliminación del subsidio al diésel. La medida, que ha generado gran malestar entre transportistas y otros sectores que dependen del combustible, busca contener bloqueos, disturbios y desabastecimiento en distintas localidades afectadas.
Las protestas se centran en el alza abrupta en el precio del diésel, que pasó aproximadamente de USD $1,80 a USD $2,80 por galón, lo que representa un fuerte impacto para quienes dependen del combustible para el transporte público o de carga. Ante esto, el gobierno asegura que la medida era necesaria para corregir desequilibrios fiscales, pero enfrenta críticas por no haber ofrecido alternativas de mitigación para los más afectados




