Recuperación económica en Colombia: señales alentadoras, base temblorosa

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En julio de 2025, la economía de Colombia sorprendió al mostrar un crecimiento anual del 4,33 % frente al mismo mes de 2024, según el Índice de Seguimiento a la Economía (ISE) publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Este resultado representa una mejora frente a los meses anteriores, pero gremios, analistas y estudiosos advierten que el crecimiento, aunque bienvenido, está sustentado sobre bases que podrían debilitar su sostenibilidad.


Qué impulsó el crecimiento

  • Sectores terciarios y de servicios: Fueron los motores principales. Actividades como comercio, transporte, salud, educación, alojamiento, servicios financieros y administración pública destacaron con crecimientos superiores al 5 % en algunos casos, aportando gran parte del avance del ISE.
  • Sectores secundarios: También presentaron recuperación, incluyendo industria y construcción, aunque con disparidades.
  • Sector primario: Agricultura, minería y actividades extractivas continúan enfrentando dificultades: el sector mostró tasas negativas, con caídas de -1,6 % en julio comparado con el mismo mes del año anterior.

Datos acumulados y comparación

  • En el acumulado enero-a-julio, el crecimiento alcanzó alrededor de 2,7 %, frente al 1,4 % del mismo periodo de 2024.
  • Algunos análisis previos habían estimado expectativas del mercado cercanas al 2,6 %, lo que indica que los resultados están apenas por encima de lo previsto.

Los riesgos y las fragilidades señaladas por gremios y analistas

  1. Crecimiento heterogéneo
    No todos los sectores se benefician: mientras los servicios prosperan, minería, agricultura y construcción muestran rezagos. La debilidad del sector primario particularmente preocupa, dado su importancia en exportaciones, empleo rural y estabilidad regional.
  2. Baja inversión productiva
    Se destaca que los niveles de inversión —pública y privada— aún no alcanzan cifras que permitan consolidar el crecimiento. La lentitud en la ejecución de proyectos de infraestructura, los trámites y la inestabilidad regulatoria son escollos frecuentes.
  3. Inflación y política monetaria
    Aunque la inflación ha venido cediendo, no ha retrocedido de manera homogénea, lo que, sumado a la fortaleza de la demanda interna, está generando presiones que mantienen la tasa de interés alrededor del 9,25 % para controlar los precios. Esto podría frenar la inversión, especialmente en industrias de mayor capital exigente.
  4. Dependencia de los servicios y del consumo de los hogares
    El crecimiento se ha soportado en gran medida en el consumo interno y en los servicios, que suelen tener menores barreras de entrada, pero también menor productividad que otros sectores. Eso implica que la economía esté expuesta a choques que afecten el poder adquisitivo, curva de inflación o el empleo informal.

Implicaciones políticas y económicas

  • Gremios como la ANDI han pedido estrategias explícitas para estimular los sectores rezagados, con incentivos a la minería y la construcción, mejora de infraestructura, simplificación de trámites y mayor claridad regulatoria.
  • Para Fedesarrollo y otros centros de análisis, el dato de julio supera expectativas, lo que da cierto margen para proyectar un crecimiento cercano o ligeramente superior al estimado para todo 2025 (al rededor de 2,6-2,8 %). Pero advierten que sin cambios estructurales este impulso puede perder fuerza.
  • Para política pública: la necesidad de políticas focalizadas que fomenten la productividad, el empleo formal, la diversificación de la economía y el desarrollo regional. También hay llamados a afinar la política fiscal para mejorar las condiciones para la inversión sin comprometer la sostenibilidad macroeconómica.

Conclusión

El reciente crecimiento del ISE para julio demuestra que la economía colombiana está respirando mejor, con señales de reactivación después de períodos de menor dinámica. Sin embargo, los gremios advierten que la recuperación es frágil pues depende de unos pocos sectores fuertes, mientras otros importantes siguen rezagados. La clave para que este crecimiento sea sostenible radica en fortalecer la base productiva —minería, agroindustria, construcción—, aumentar la inversión, mejorar la productividad y mantener estabilidad macroeconómica para evitar que choques externos o internos reviertan lo avanzado.


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