En una noche donde las estadísticas reflejan superioridad, Independiente Santa Fe cayó 1-2 ante Once Caldas en El Campín, en un duelo correspondiente a la novena jornada del torneo Clausura 2025. A pesar del dominio en posesión, remates y pases completados, los cardenales no lograron revertir un resultado que deja más preguntas que respuestas sobre el rendimiento colectivo del equipo.
El equipo bogotano fue claramente dominante en varios frentes: tuvo el 58 % de la posesión, realizó 16 remates (7 de ellos al arco) y completó 406 pases con una precisión del 80 %. Sin embargo, estos números no se tradujeron en efectividad. La falta de contundencia en el último tercio y los errores defensivos puntuales volvieron a condenar a un Santa Fe que no logra consolidar su idea de juego.
El único gol de Santa Fe llegó a través de Santiago Mosquera en el tiempo añadido del primer tiempo (45+2’), cuando el equipo ya se encontraba abajo en el marcador tras el penal convertido por Michael Barrios al minuto 7. Lejos de tomar impulso en la segunda parte, los leones concedieron un segundo gol a los 54 minutos, nuevamente obra de Barrios, esta vez en una jugada en movimiento que evidenció falencias en el retroceso defensivo.
A pesar del esfuerzo colectivo, el equipo bogotano mostró imprecisión en momentos clave y un evidente desorden táctico cuando el Once Caldas atacaba en transiciones rápidas. La línea de volantes no logró cortar con eficacia los circuitos ofensivos del rival, y la defensa se vio desbordada en las pocas llegadas del conjunto manizaleño, que apenas tuvo cinco remates al arco y logró anotar dos goles.
Santa Fe también fue el equipo más amonestado del encuentro, acumulando cuatro tarjetas amarillas, reflejo de la frustración que se apoderó del plantel ante la falta de claridad y eficacia. El técnico no realizó variantes que lograran cambiar el rumbo del encuentro, lo que dejó al público asistente con una sensación de resignación más que de enojo.
Con esta derrota, Santa Fe compromete su posición en la tabla del Clausura y deja escapar tres puntos vitales en casa. El balance del torneo comienza a tornarse preocupante para el cuerpo técnico, que aún no encuentra una fórmula que le permita mantener regularidad y seguridad defensiva, a pesar de dominar ampliamente en posesión en la mayoría de sus partidos.
El próximo encuentro se perfila como clave para las aspiraciones del equipo rojo, tanto en puntos como en confianza. La hinchada, fiel pero exigente, comienza a impacientarse, y la presión crece dentro del vestuario. El mensaje es claro: el juego bonito ya no basta, y los resultados deben llegar cuanto antes si Santa Fe quiere evitar otro semestre sin gloria.



