La primera temporada de Dune: La profecía se compone de solamente seis episodios, pero no es que haya escatimado en tiempo de metraje. El sexto y último, estrenado esta semana en Max, llega hasta los 80 minutos de duración para cerrar algunas de las tramas planteadas en esta precuela de las novelas de Frank Herbert adaptadas en el cine de Denis Villeneuve; aunque, ante todo, lo que hace es abrir otras de cara a la próxima temporada.
Con un final tan abierto, no es de extrañar la renovación para una segunda temporada que anunció HBO antes de la emisión de este episodio. Puede que Dune: La profecía no haya conseguido conectar con los fans de las películas de Villeneuve ni acercarse a rozar su prestigio crítico, pero encaja de lleno en los planes de David Zaslav, director ejecutivo de Warner Bros. Discovery, de cara a la explotación masiva de todas las propiedades intelectuales de la compañía.
Así que veamos las preguntas que ha respondido el final de Dune: La profecía y las que plantea para la segunda temporada, que previsiblemente habrá que esperar hasta 2026 para responder.
El final
Valya Harkonnen, la ambiciosa madre superiora de las Bene Gesserit a quien interpreta con impertérrita frialdad Emily Watson, tiene su enfrentamiento final contra Desmond Hart (Travis Fimmel), de quien finalmente conocemos su misterioso origen. Se trata del hijo perdido que Tula (Olivia Williams), la hermana de Valya, tuvo con un Atreides y ocultó antes de fingir que se deshacía de él tras nacer.
Así pues, Desmond Hart tiene sangre Harkonnen y Atreides, pero también ha sido modificado con el implante de una máquina inteligente en el ojo, convirtiéndolo en el portador de un arma biológica. De ahí procede su asombroso poder, que aplica a sus víctimas las llamadas plagas de Omnius: un retrovirus que se transmite por el aire, anida en las amígdalas de los portadores y los consume por dentro.
Ser el hijo de Tula no impide que Desmond dé la orden de detener a su madre, tanto dolido por el hecho de haber sido abandonado nada más nacer como por expresión del odio que profesa a la hermandad de las Bene Gesserit y sus manipulaciones, de las que finalmente es consciente el emperador Jaricco (Mark Strong), quien decide por sí mismo por primera vez quitándose la vida.
Quien también ha empezado a tomar sus propias decisiones es su hija, la princesa Ynez (Sarah-Sofie Boussnina), que se ha embarcado junto a Valya y el rebelde Keiran Atreides (Chris Mason) hasta Arrakis. La temporada concluye con los tres descendiendo en el planeta de arena, donde piensan investigar quién capturó y manipuló genéticamente a Desmond: su gran némesis en la lucha de poder por controlar el universo galáctico desde las sombras.
