La familia Dueñas se ha consolidado como uno de los referentes deportivos más importantes del sur del país, gracias a un camino construido con disciplina, constancia y compromiso. Su historia no solo representa un ejemplo para los practicantes de las artes marciales, sino también un orgullo para el departamento de Nariño y para Colombia.
Mauricio Dueñas, el hermano mayor, fue quien abrió esta senda deportiva. Durante 15 años integró la Selección Nariño de lucha olímpica, convirtiéndose en uno de los pilares más fuertes de esta disciplina en la región. Fue también pionero del vale todo —hoy conocido como artes marciales mixtas—, en donde alcanzó ocho títulos como campeón y logró ser subcampeón suramericano de sambo, consolidando un nombre respetado en múltiples escenarios deportivos.
Su aporte no terminó con su carrera competitiva. Actualmente, Mauricio es el presidente de la Liga de Sambo de Nariño y lidera dos de las academias de artes marciales más importantes del departamento, desde donde se forman nuevos talentos que continúan enriqueciendo las disciplinas de combate en la región.
Ese legado deportivo se extendió a la siguiente generación. Su hijo, Sebastián Alejandro Dueña, heredó la pasión familiar y hoy es campeón nacional de lucha olímpica en los 63 kg, además de campeón nacional de sambo y preseleccionado a la Selección Colombia. Su disciplina y capacidad competitiva lo han convertido en una de las promesas más grandes del país.
Paralelamente, Diego Fernando Dueñas, hermano de Mauricio, también dejó su huella al convertirse en campeón de Juegos Nacionales en lucha grecorromana, reafirmando la fortaleza familiar en esta disciplina. La tercera generación brilla con fuerza en Daniel Felipe Dueña, hijo de Diego, quien hoy es subcampeón panamericano juvenil de lucha olímpica y la imagen oficial de Milo, reconocimiento que destaca su proyección nacional e internacional.
El trabajo de los Dueñas representa una muestra clara de cómo la pasión por el deporte puede trascender generaciones y consolidar una dinastía deportiva que sigue creciendo. Su historia es un ejemplo de entrega, esfuerzo y excelencia, valores que los posicionan como una familia emblemática en los deportes de combate en Colombia.



