El hábito cotidiano de dormir con pendientes puestos puede afectar la estética y la salud de los lóbulos, provocando estiramiento prematuro, infecciones y dolores de cabeza, según expertos en dermatología.
Una costumbre riesgosa que pasa inadvertida
Millones de personas duermen cada noche con aretes puestos sin reparar en que, mientras descansan, sus lóbulos están sometidos a una tensión constante que puede provocar complicaciones estéticas y de salud a largo plazo. Especialistas en dermatología insisten en que esta práctica, aparentemente inofensiva, representa un riesgo silencioso que debe evitarse para proteger la firmeza de la piel y prevenir alteraciones irreversibles.
Según el portal médico Vinmec, el hábito de dormir con pendientes no solo genera incomodidad, sino que también produce efectos secundarios como irritaciones, dolores de cabeza, infecciones y reacciones alérgicas cutáneas. Estos problemas, aunque suelen iniciar de forma leve, tienden a intensificarse con el paso de los años, especialmente en personas que nunca retiran los aretes al dormir.
Cambios visibles después de los 40 años
La dermatóloga Samantha Ellis explica que los daños más notorios aparecen a partir de los 40 años, cuando los lóbulos pierden firmeza y los orificios comienzan a estirarse, haciendo que los pendientes se vean flojos y menos atractivos. La especialista señala que dormir con aros todas las noches genera un desgaste prematuro, ya que el lóbulo blando soporta una tensión innecesaria que acelera el estiramiento de las perforaciones.
Ellis recomienda retirar los aretes antes de dormir, salvo en casos de perforaciones recientes que requieren mantenerlos para evitar el cierre de los orificios. No obstante, aclara que el problema afecta principalmente al lóbulo blando, ya que las perforaciones en el cartílago suelen ser más resistentes al desgaste.
Daños frecuentes por dormir con pendientes
Entre los principales problemas que puede generar este hábito, los especialistas destacan el estiramiento prematuro de los lóbulos, desgarros accidentales al engancharse con ropa de cama o cabello, dolores de cabeza por presión continua e infecciones provocadas por la acumulación de bacterias y sudor. También advierten que el contacto prolongado con metales como el níquel puede causar reacciones alérgicas, enrojecimiento y eccemas dolorosos en la piel.
Recomendaciones para proteger la salud de los lóbulos
Los dermatólogos aconsejan retirar siempre los aretes antes de dormir, optar por materiales hipoalergénicos, limpiar correctamente las perforaciones y tratar de descansar boca arriba para reducir la presión sobre las orejas. Además, recomiendan evitar pendientes grandes o colgantes durante la noche, ya que estos aumentan el riesgo de lesiones y estiramiento prematuro.
En conclusión, dormir con aretes no es un hábito inofensivo, sino una práctica que puede alterar de manera irreversible la forma y la salud de las orejas, especialmente con el paso de los años.




