El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la nominación de Lindsey Halligan, asesora legal de alto rango de la Casa Blanca, para ocupar el cargo de fiscal federal en el Distrito Este de Virginia. La decisión se produce un día después de la destitución de Erik Siebert, quien encabezaba la oficina y cuya salida generó tensiones en medio de investigaciones ligadas a la fiscal general de Nueva York, Letitia James.
En una publicación en redes sociales, tras salir de la Casa Blanca rumbo a un evento en Mount Vernon, Trump aseguró que Halligan “será justa, inteligente y brindará la tan necesaria justicia para todos”. El mandatario defendió la remoción de Siebert afirmando que no presentó su renuncia, sino que fue despedido, y aseguró contar con el respaldo de los senadores demócratas de Virginia, Mark Warner y Tim Kaine.
La nominación coloca a Halligan, abogada cercana al círculo legal de Trump y quien lo representó en investigaciones relacionadas con documentos clasificados hallados en Mar-a-Lago, al frente de una oficina que atraviesa una crisis interna. En paralelo, horas antes del anuncio, Mary “Maggie” Cleary había sido designada fiscal federal interina para el mismo distrito, situación que añade confusión al proceso de sucesión.
Halligan también ha participado en iniciativas de la Casa Blanca, entre ellas la revisión de lo que la administración considera “ideología inapropiada” en instituciones culturales como el Smithsonian. Su designación llega en un contexto de fuertes disputas políticas y judiciales, mientras Trump insiste en acelerar las investigaciones y eventuales acusaciones contra sus opositores.
