Domiciliario atracado con cuchillo en El Espinal

Jeferson Andrés Trujillo fue intimidado por delincuentes armados que lo bajaron de la motocicleta y le arrebataron el dinero del producido cuando hacía una entrega de licor a un cliente de su tienda.
Imagen de apoyo.
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La delincuencia en la región no da tregua, y a diario se conocen testimonios de víctimas de los malhechores, buscando alertar a los demás sobre corredores inseguros. En esta ocasión, un repartidor fue asaltado por delincuentes que se refugiaron en la oscuridad y la soledad de la zona a altas horas de la noche; al afectado le tocó devolverse caminando hasta su casa, a merced de más inseguridad en el trayecto hacia el barrio Santa Margarita María, donde reside.

En contexto

La denuncia expuso que, durante el fin de semana, Jeferson Andrés Trujillo y su esposa, quienes cuentan con un establecimiento en un barrio del municipio, sin querer entrar en detalle por cuestiones de seguridad, se disponían a hacer unas entregar de alcohol para quienes departían en sus viviendas. Pese a que ya habían cerrado la tienda, él y su esposa aún estaban trabajando a domicilios, llevando licor a los clientes que hicieran los llamados.

Lo sucedido

No obstante, Jeferson manifestó que cuando salió en su motocicleta, una señoritera de no muy alto valor monetario, pero bastante valiosa para su trabajo, se dirigía con normalidad hacia la zona de la Plaza de Toros Gilberto Charry, a una vivienda aledaña en la que habían solicitado un producto a domicilio. Trujillo llevaba tres botellas de licor, cada una para clientes diferentes, argumentando que esto fue lo único que los delincuentes le dejaron.

Las advertencias

Algunas personas del sector ya habían advertido que, en medio de la oscuridad y la soledad en horas de la noche, se ubican cuatro sujetos con gorra y gafas oscuras para merodear en bicicleta cargando un arma blanca. Pues esta alerta terminó por convertirse en el relato de lo que le sucedió a Trujillo, quien contó que dos hombres en bicicleta desenfundaron un cuchillo, mientras que otros tipos ‘campaneaban’ en la esquina.

Las pérdidas

Así fue como lo obligaron a cederles la moto y el dinero que llevaba en el bolsillo, Jeferson contempló que por suerte no llevaba su billetera con todos sus papeles, pero sí llevaba algo de dinero para cambio, en total unos $100.000, y su celular avaluado en $700.000 aproximadamente. La víctima no tuvo más remedio que terminar sus entregas caminando y devolverse hasta su vivienda con lo poco que le habían pagado por el licor.


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