En el cuarto trimestre de 2022 la fortaleza del dólar estadounidense seguirá, lo que provocará nuevas caídas de los precios de las materias primas, así como un aumento de los pagos de intereses sobre la deuda en dólares, según Richard Perry, analista de mercado de la plataforma Infinox.
De acuerdo con el experto, la fortaleza del dólar estadounidense tiene un efecto directo e inevitable en los precios de las materias primas (cotizados en la moneda) que han estado en declive desde marzo; en parte debido al conflicto de Ucrania (en términos de exportaciones de cereal), pero también para otros productos básicos de fabricación como el cobre.
Según Richard, «estos movimientos tienen profundas implicaciones para las economías latinoamericanas, más del 70% de cuyas exportaciones están relacionadas con los productos básicos. La pregunta para los exportadores es el grado en que estas caídas de precios serán mitigadas por el aumento del dólar estadounidense. En la actualidad, este aumento parece que continuará en el trimestre actual, y probablemente más allá».
Además, describió el estancamiento del dólar estadounidense como un vuelo hacia la «seguridad» tanto como hacia la «calidad».
El dólar y las alternativas
Según el experto, «el escenario actual realmente refleja la ausencia de alternativas en términos cambiarios; las perspectivas de crecimiento europeo parecen sombrías y sigue habiendo un cierto grado de negación con respecto a la necesidad de abordar la inflación, la libra esterlina ha recibido una paliza tras el anuncio del llamado ‘minipresupuesto’, mientras que China registró poco crecimiento adicional en el último trimestre”.
Además, lo último es motivo de especial preocupación para los exportadores latinoamericanos. China ha demostrado ser un cliente principal y confiable para los productos básicos de la región; la caída en la demanda de soja de China este año fue notable y podría resultar ominosa».
Richard también describió la respuesta de la región al aumento de la inflación hasta la fecha como «ejemplar» en términos monetarios, contrastando fuertemente con las políticas en Europa y en los Estados Unidos, donde los bancos centrales son más reacios a elevar las tasas de interés.
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Inflación e índices económicos
Aseveró el experto que «existe un claro consenso en toda América Latina sobre el ‘mal mayor’ asociado a la inflación, en comparación con otros índices económicos como la deuda pública, el desempleo y el crecimiento. Hay mucha memoria social con respecto a los efectos devastadores de la inflación en toda la región para garantizar que se puedan imponer y mantener tasas de interés suficientemente altas”.
Aseveró que “este consenso es mucho menos evidente en los mercados desarrollados, donde cualquier tasa de interés por encima del 3% es probable que sea políticamente insostenible».
El Banco Central de Brasil, por ejemplo, ha aumentado su tasa de interés Selic por encima del 13%, mientras que el mes pasado los bancos centrales de México y Perú elevaron sus tasas a 8.5% y 6.5% respectivamente.
Y dijo que “lejos de ser «compensados» por la depreciación de la moneda, estos diferenciales de tasas de interés en realidad están siendo mantenidos por las monedas regionales, especialmente contra el euro que el real brasileño, el peso mexicano y, en menor grado, el sol peruano ha estado superando durante todo el año. Espero que estas oportunidades de ‘carry trade’ continúen hasta fin de año».
Mercados bursátiles
Por otra parte, considera que el dólar estadounidense “fuerte seguramente inhibirá los mercados bursátiles de todo el mundo (¿por qué molestarse en invertir en acciones, cuando los bonos del Tesoro de los Estados Unidos ofrecen un rendimiento más grande y confiable?)”.
Además, considera que la fortaleza del dólar estadounidense limitará el margen de intervención de los gobiernos regionales de otras maneras. El recién elegido Gobierno de Colombia encontrará las finanzas públicas limitadas por el 22,8% de la deuda pública denominada en dólares estadounidenses; cada aumento porcentual en el fondo verde reducirá la cantidad disponible para gastar en servicios públicos, entre otros datos.




