El Día Mundial del Olivo se conmemora cada 26 de noviembre desde 2019, cuando la UNESCO lo proclamó durante su 40ª Conferencia General. La iniciativa busca reconocer el papel de este árbol milenario como patrimonio natural y cultural, además de resaltar su rama como símbolo universal de paz, sabiduría y armonía.
Aunque en Israel no se celebra oficialmente, el olivo es fundamental en la festividad judía de T”U BiShvat, el “Año Nuevo de los Árboles”. Allí, las aceitunas forman parte de las siete especies bíblicas y algunos de los ejemplares más antiguos del mundo se encuentran en ese país.
Un árbol con múltiples propósitos
El olivo no solo tiene un valor simbólico. También desempeña un papel crucial en la sostenibilidad ambiental y el desarrollo económico. Los olivares ayudan a mitigar el cambio climático, ya que absorben más dióxido de carbono del que emiten durante la producción de aceite de oliva. Además, generan empleo en zonas rurales y garantizan seguridad alimentaria a millones de familias.
Su fruto y derivados, como el aceite de oliva y las aceitunas de mesa, son pilares de la dieta mediterránea. Reconocida por sus beneficios para la salud cardiovascular y metabólica, esta dieta ha convertido al olivo en un aliado de la nutrición y el bienestar.
Ruta del olivo: paisajes y tradiciones
Desde Grecia y el Cercano Oriente hasta América Latina, el olivo ha sido parte de la construcción de identidades y economías regionales. Su longevidad, capaz de alcanzar miles de años, lo convierte en un emblema de continuidad y resistencia. Textos religiosos, obras literarias y relatos culturales lo mencionan como símbolo de prosperidad y arraigo.
En la actualidad, el Día Mundial del Olivo impulsa conferencias, talleres y exposiciones en distintos países. Estas actividades buscan concienciar sobre la protección del cultivo, el comercio justo y la necesidad de apoyar a pequeños productores.
Conclusión
El Día Mundial del Olivo es más que una celebración. Es un recordatorio del valor cultural, ambiental y económico de un árbol que ha acompañado a la humanidad desde la antigüedad. Su fruto alimenta, su madera resiste y su rama inspira. Cada 26 de noviembre, el mundo se une para reafirmar el compromiso de preservar este símbolo vivo de tradición, paz y sostenibilidad.




