Cada año, el 21 de junio, el mundo celebra el Día Internacional del Yoga, una fecha que honra una de las prácticas más antiguas y completas para el bienestar humano. Propuesta por India y respaldada por 175 países, esta jornada fue adoptada por la ONU en 2014 como reconocimiento a los múltiples beneficios del yoga.

La elección del solsticio de verano no es casual: representa un momento de máxima luz y simboliza el despertar interior que el yoga promueve.
Más allá del ejercicio
El yoga, cuyo nombre en sánscrito significa “unión”, es una disciplina que integra cuerpo, mente y espíritu. No se trata solo de posturas físicas, sino de una filosofía que enseña a vivir con atención, compasión y equilibrio.
Sus efectos positivos abarcan desde la mejora de la salud física hasta el fortalecimiento emocional y la claridad mental. Además, fomenta valores como la paz, la tolerancia y la conexión con los demás.
Un mensaje para el planeta
Este año, el lema “Yoga para una Tierra, una Salud” resalta la relación entre el bienestar personal y la salud del planeta. Practicar yoga también implica adoptar un estilo de vida más consciente, respetuoso con el entorno y alineado con los ciclos naturales.
En todo el mundo, se organizaron actividades para celebrar esta fecha: desde clases al aire libre hasta meditaciones colectivas y charlas sobre sostenibilidad.
Una práctica que transforma
El Día Internacional del Yoga es una invitación a detenerse y reconectar. Ya sea en un parque, en casa o en comunidad, lo importante es dedicar un momento a cultivar la calma, la presencia y el equilibrio. Porque el yoga no solo transforma cuerpos: transforma vidas.




