Más de 550.000 familias encuentran su sustento en la riqueza de la producción.
Cada 1 de octubre, el mundo celebra el Día Internacional del Café, una fecha dedicada a honrar la bebida que no solo despierta a millones de personas, sino que también impulsa economías y culturas en todo el planeta. Establecida en 2015 por la Organización Internacional del Café (OIC), esta fecha busca promover el cultivo, comercio y consumo sostenible del café, coincidiendo con el inicio de la temporada de cosecha en muchos países productores, como Colombia.
REPRESENTACIÓN
El café es fundamental para la economía colombiana, representando el 22% del Producto Interno Bruto (PIB) agrícola del país y siendo la principal fuente de ingresos para más de 550.000 familias. Además, más del 25% de la población rural de Colombia se dedica al cultivo del café, convirtiendo a esta bebida en el motor económico de muchas regiones. El país es reconocido mundialmente por la calidad de su café, que se posiciona como el principal producto de exportación de la nación.
A nivel global, la producción de café genera miles de millones de dólares anualmente. En 2022, según la OIC, se produjeron aproximadamente 170 millones de sacos de 60 kilos cada uno, lo que representa un valor de mercado superior a los 200 mil millones de dólares. América Latina, África y Asia son los principales productores, con miles de familias que dependen de este cultivo para su sustento.
HISTORIA
La historia del café va mucho más allá de ser una simple bebida matutina. Su aroma y sabor están profundamente arraigados en la vida cotidiana de millones de personas, y su impacto se extiende desde las conversaciones casuales entre amigos hasta las grandes decisiones económicas que influyen en países enteros. Celebrar el café el 1 de octubre es también reconocer su papel como un símbolo cultural y una fuente de desarrollo económico en las regiones cafeteras.
En este Día Internacional del Café, el mundo se une para celebrar no solo el delicioso sabor de esta bebida, sino también a las personas y comunidades que hacen posible que llegue a nuestras tazas cada día. Desde el sembrador en los campos colombianos hasta el barista en una cafetería de ciudad, el café es mucho más que una bebida: es un motor económico, cultural y social.




