Día Internacional de los Vendedores Ambulantes: dignidad, resistencia y reconocimiento

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Este 14 de noviembre, el mundo rinde homenaje a millones de mujeres y hombres que recorren las calles ofreciendo productos, alimentos y servicios. Se trata del Día Internacional de los Vendedores Ambulantes, una efeméride que visibiliza el trabajo de quienes sostienen la economía popular desde la informalidad, muchas veces en condiciones precarias y sin garantías laborales.

Un oficio tan antiguo como invisibilizado

El comercio ambulante es una de las actividades más antiguas de la humanidad. En plazas, avenidas y mercados, millones de personas trabajan cada día sin estabilidad ni seguridad social. Su labor, sin embargo, es esencial para el abastecimiento urbano, el dinamismo económico y la subsistencia de miles de familias.

Pese a su relevancia, este sector enfrenta múltiples desafíos: criminalización, desalojos, falta de reconocimiento legal y escasa protección social. Por eso, esta fecha busca generar conciencia sobre sus derechos y promover políticas públicas inclusivas.

Una fecha que nació en las calles

La conmemoración fue impulsada en 2012 por StreetNet International, una red global que agrupa a trabajadores informales de más de 50 países. El movimiento surgió durante el VI Congreso Internacional celebrado en Chile, con el objetivo de fortalecer la organización colectiva y exigir justicia social para los vendedores de calle.

Desde entonces, cada 14 de noviembre se convierte en una jornada de reflexión, movilización y diálogo entre autoridades, organizaciones sociales y comunidades.

Colombia y el rostro cotidiano de la informalidad

En ciudades como Bogotá, Medellín o Manizales, los vendedores ambulantes son parte del paisaje urbano. Ofrecen desde frutas hasta libros, desde café hasta artesanías. Su presencia refleja tanto la creatividad como la necesidad de quienes no acceden al empleo formal.

La informalidad, sin embargo, no debe ser sinónimo de exclusión. Reconocer su aporte implica garantizar espacios seguros, acceso a salud, educación financiera y canales de participación ciudadana.

Este Día Internacional de los Vendedores Ambulantes nos recuerda que detrás de cada puesto callejero hay una historia de esfuerzo, resiliencia y dignidad. Visibilizar su labor es el primer paso para construir ciudades más justas, humanas y solidarias. Porque el trabajo en la calle también merece respeto.

 


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