Cada 7 de noviembre se conmemora el Día Nacional de Concienciación sobre el Linfoma Canino, una fecha dedicada a educar, sensibilizar y promover la detección temprana de una de las enfermedades más comunes y silenciosas que afectan a los perros: el linfoma.
El linfoma canino es un tipo de cáncer del sistema linfático, encargado de proteger al organismo contra infecciones. Esta enfermedad representa alrededor del 10 % de todos los cánceres diagnosticados en perros, y aunque puede afectar a cualquier raza o edad, se observa con mayor frecuencia en perros adultos y en razas como el Boxer, Golden Retriever, Labrador y Rottweiler.
Síntomas y diagnóstico
Entre los síntomas más comunes se encuentran la inflamación de ganglios, pérdida de apetito, cansancio, fiebre, vómitos o diarrea. Debido a que muchos de estos signos pueden pasar desapercibidos, los veterinarios recomiendan revisiones médicas regulares y la atención inmediata ante cualquier cambio en el comportamiento o la salud del animal.
El diagnóstico se realiza mediante biopsias, análisis de sangre o estudios de imagen, y el tratamiento más efectivo sigue siendo la quimioterapia, que puede lograr remisiones prolongadas y mejorar notablemente la calidad de vida del perro.
Un día para crear conciencia
Esta fecha fue impulsada por la escritora Laurie Kaplan, autora del libro “Help Your Dog Fight Cancer”, en honor a su perro Ernst, quien fue diagnosticado con linfoma. Desde entonces, se busca difundir información, promover la investigación y acompañar a las familias que enfrentan este diagnóstico.
El objetivo de este día es recordar que la detección temprana salva vidas y que el amor, los cuidados y la atención veterinaria son esenciales para el bienestar de las mascotas.

“El linfoma canino no siempre se puede prevenir, pero sí se puede detectar a tiempo. Conocer los síntomas y actuar rápido puede marcar la diferencia.”
Consejos para dueños responsables
La mejor forma de proteger la salud de las mascotas es la prevención y el control periódico. Los veterinarios recomiendan:
• Realizar chequeos veterinarios cada seis meses, especialmente en perros mayores o de razas predispuestas.
• Observar cambios físicos o de comportamiento, como bultos, pérdida de peso, cansancio o inapetencia.
• Mantener una alimentación equilibrada, rica en nutrientes y baja en procesados.
• Promover el ejercicio diario y el bienestar emocional, que fortalecen el sistema inmunológico.
• Cumplir con las vacunas y desparasitaciones, ya que las defensas fuertes ayudan al organismo a enfrentar enfermedades.
• Evitar la automedicación: cualquier tratamiento debe ser indicado por un veterinario.
Este tipo de hábitos ayudan a detectar enfermedades a tiempo, brindar tratamientos más efectivos y, sobre todo, garantizar una vida más larga y feliz a los compañeros de cuatro patas.




