La Fiscalía General de la Nación judicializó a Ruth Mery Mejía, conocida con el alias de Mazorca, y a Kelly Tatiana Muñoz Mejía, alias La Tati, por su presunta participación en delitos relacionados con la fabricación, tráfico y porte de armas de uso privativo o restringido de las Fuerzas Armadas, así como por porte de explosivos agravado. Las dos mujeres fueron capturadas en flagrancia en medio de un operativo adelantado por el Gaula de la Policía Nacional en una vivienda ubicada en el barrio Pampalinda, perteneciente a la comuna 8 del Distrito Especial de Buenaventura.
Operativo
Durante el registro y allanamiento, las autoridades informaron que hallaron una granada de 40 milímetros fabricada por la Industria Militar Colombiana (Indumil), cordón detonante para explosivos, un proveedor con munición para pistola, seis panfletos con propaganda alusiva a las disidencias de las FARC, así como un morral táctico tipo camuflado, de los que usualmente portan miembros de las Fuerzas Militares. Por solicitud de la Fiscalía, el juez del caso impuso medida de aseguramiento en centro carcelario para ambas mujeres mientras avanza la investigación. No obstante, esta decisión ha generado una fuerte reacción en el barrio Pampalinda, donde familiares, amigos y vecinos de las procesadas rechazan las acusaciones y califican el caso como un “falso positivo judicial”.
Controversia
La captura ha sido tildada de injusta por la comunidad que las conoce, argumentando que se trata de dos mujeres trabajadoras, conocidas en el sector por su vida tranquila y doméstica. “Queremos justicia, son mujeres inocentes. Son mujeres trabajadoras y no son terroristas como está diciendo la ley”, manifestó una de las vecinas durante un plantón realizado cerca al puente El Piñal, donde decenas de personas se concentraron con pancartas pidiendo su liberación. Una de las hijas de las detenidas también alzó su voz para defender a sus familiares: “Ella es mi mamá. Estaban durmiendo en la casa cuando a las 3 de la mañana la policía les tumbó las puertas. Las sacaron de la vivienda y después fue cuando entraron y le pusieron todas esas cosas que dicen que encontraron. Es una mentira”. Varias voces del sector aseguran que Ruth Mery y Kelly Tatiana han vivido en Pampalinda por muchos años y nunca se les ha conocido ningún vínculo con organizaciones criminales ni con actividades ilegales. La comunidad insiste en que ambas mujeres han trabajado honradamente para sostener a su familia y ahora se ven envueltas en un proceso judicial que consideran arbitrario.




