En una operación de gran escala, el Ejército Nacional, a través del Grupo Cabal, llevó a cabo la destrucción de un laboratorio de producción de cocaína en una zona rural del corregimiento de La Victoria, en el municipio de Ipiales, ubicado en el departamento de Nariño, al suroeste de Colombia. El operativo dejó como resultado la incautación de una carga de 800 kilogramos de cocaína y en el desmantelamiento de una infraestructura clave en el proceso de fabricación de esta droga ilícita la cual se presume era utilizada por organizaciones criminales.
El operativo, que se llevó a cabo en las últimas horas, fue una respuesta contundente de las autoridades frente al narcotráfico en la región, que ha venido afectando la seguridad y la estabilidad del país. Al respecto el comandante del Grupo Cabal el coronel Alexandre Dasilveira, confirmó que el laboratorio destruido aparentemente estaba bajo control de la estructura criminal conocida como el Frente 48, una facción armada ilegal que hace parte de las agrupaciones dedicadas al narcotráfico en la zona. Este grupo, denominado «Comando de Frontera», es señalado de dominar el mercado de cocaína en la región de Nariño, especialmente en la franja fronteriza con Ecuador.
“Este laboratorio estaba custodiado por el grupo armado residual 48 de comandos de frontera, los dueños de estos laboratorios hacen parte de bandas trasnacionales y pagaban a estos grupos para que los vigilen” informó el comandante.
Según el reporte oficial, la operación permitió la destrucción no solo de los 800 kilogramos de cocaína, sino también de los insumos sólidos y líquidos necesarios para la elaboración del narcótico dejando un impacto considerable a la organización criminal, quien según lo dicho por las autoridades habría perdido aproximadamente 2.700 millones de pesos colombianos debido a la intervención militar. La cifra refleja no solo la incautación de la droga, sino también el costo de los insumos y las instalaciones destruidas.
El impacto de este operativo va más allá de la destrucción de un laboratorio. De acuerdo con el coronel Dasilveira, la acción del Ejército golpea directamente la capacidad de la organización para seguir produciendo y comercializando cocaína en el país. Al afectar el flujo de producción en una de las principales zonas productoras de este narcótico, las autoridades esperan que la reducción de la oferta tenga efectos directos en la disponibilidad y el precio de la droga en el mercado local e internacional.



