Bogotá, 13–14 de agosto de 2025 – Con una mezcla de solemnidad, dolor y simbolismo profundo, Colombia dio el último adiós a Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial, víctima de un atentado el pasado 7 de junio que finalmente le costó la vida tras más de dos meses de hospitalización.
Los homenajes comenzaron con una cámara ardiente en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional, donde el féretro fue velado durante tres días. Familiares, colegas políticos, ciudadanos y diplomáticos se acercaron a despedirse, entre ellos figuras como el subsecretario de Estado de EE.UU., Christopher Landau, y el senador Bernie Moreno.
Posteriormente, el cuerpo fue trasladado a la Catedral Primada de Bogotá para una misa solemne oficiada por el cardenal Luis José Rueda. La ceremonia reunió expresidentes como César Gaviria, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos, así como la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Destacó, además, la ausencia del presidente Gustavo Petro y su equipo por expresa solicitud de la familia, un gesto que generó fuertes interpretaciones políticas.
El funeral estuvo signado por momentos de gran carga emocional: el hijo menor de Miguel Uribe, Alejandro, depositó dos rosas blancas sobre el féretro en una escena que conmovió al país, especialmente al recordar que su padre fue también víctima de violencia política —la muerte de su madre, la periodista Diana Turbay, le marcó desde niño. El padre del senador, Miguel Uribe Londoño, expresó con voz quebrada: “Esta guerra tiene culpables y responsables”, y manifestó que lucharán con todas sus fuerzas para que se haga justicia.
El cierre fue en el Cementerio Central de Bogotá, lugar en el que descansan figuras como Luis Carlos Galán. A la ceremonia asistieron ministros maronitas, por la ascendencia libanesa de la familia, que dirigieron parte del funeral como muestra de fe y tradición religiosa.
Este funeral simboliza más que un adiós: representa una herida abierta en la democracia colombiana, un llamado urgente a la reconciliación nacional y al fortalecimiento de la seguridad política, justo cuando el país se prepara para las elecciones de 2026.




