En agosto de 2025, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) habría informado que la tasa de desempleo nacional alcanzó 8,6 %, lo que representa una disminución de 1,1 puntos porcentuales frente al mismo mes de 2024, cuando esa tasa fue de 9,7 %.
Ese valor, de confirmarse en toda su dimensión técnica, implicaría que agosto de 2025 registró la cifra más baja de desempleo para ese mes desde que se tienen registros (2001).
Sin embargo, aunque varios medios presentaron esta cifra como una gran noticia para el mercado laboral colombiano, hay elementos de contexto, críticas y reservas que conviene tener en cuenta para interpretarla correctamente.
Datos oficiales y cifras complementarias
- Según la página del DANE, para agosto de 2025 la tasa de desocupación del total nacional fue efectivamente 8,6 %, lo que representa una caída de 1,1 puntos porcentuales frente al mismo mes de 2024.
- En el caso de las 13 ciudades y áreas metropolitanas, la tasa de desocupación fue de 7,8 %, lo que significó una caída de 2,2 puntos porcentuales frente al mismo mes de 2024 (cuando estaba en 10,0 %)
- En cuanto a la participación laboral, esa cifra ascendió (o se ubicó) en 63,9 %, mientras que la tasa de ocupación fue de 58,4 %. En el mismo mes de 2024, esos indicadores eran 64,5 % y 58,3 %, respectivamente.
- Además, en agosto de 2025, la población ocupada ascendió a unos 23,8 millones de personas, lo que equivaldría a un incremento de alrededor de 393.000 empleos nuevos frente a agosto de 2024 (+1,7 %).
- En cuanto a los sectores que más contribuyeron a esa expansión del empleo, se mencionan industrias manufactureras, construcción y transporte/almacenamiento.
Críticas, reservas y análisis alternativo
Aunque la noticia fue tomada con entusiasmo, hay voces dentro del ámbito técnico y económico que advierten que la cifra puede tener “trampas” o mecanismos que la suavizan. Algunas de las críticas más destacadas:
- Salida del mercado laboral vs creación de empleo real
Un punto clave es que parte de la caída del desempleo podría explicarse porque un número importante de personas dejaron de buscar empleo formalmente, es decir, salieron de la fuerza laboral. Según El Colombiano, de las 422.000 personas que habrían salido del mercado laboral, unas 416.000 eran mujeres. Esa dinámica plantea la duda de si la tasa de desempleo cayó porque se generaron más empleos o porque se redujo la participación activa. - Persistencia de la informalidad
Aunque haya más personas “empleadas”, gran parte de esos nuevos empleos podría estar en el sector informal, donde hay menores garantías laborales, menores salarios y menos beneficios sociales. Algunos economistas advierten que seguir adjudicando el éxito únicamente a una tasa más baja sin mirar la calidad del empleo puede generar visiones sesgadas. - Desigualdades territoriales y sectoriales
El desempleo no baja de igual forma en todas las regiones. Por ejemplo, algunas ciudades como Quibdó, Riohacha o Ibagué registraron tasas de desempleo mucho más altas. En contraste, Medellín tuvo una de las tasas más bajas (6,4 %) entre las principales áreas metropolitanas. - Sostenibilidad y tendencias globales
Otro cuestionamiento es si esta tasa puede mantenerse en el tiempo o si responde a fenómenos de carácter temporal o estacional. Algunos analistas señalan que las grandes ciudades han sido el motor principal de la caída del desempleo, lo que puede indicar que la mejora aún no se “distribuye” al interior del país.
En suma: el dato de 8,6 % merece celebrarse como una posible buena noticia, pero no debe aceptarse sin lupa. Es fundamental que el DANE, los economistas y los medios presenten los detalles técnicos detrás de esa cifra para que la sociedad tenga una visión completa del panorama laboral.
Conclusión
Si bien diversos medios presentan el dato de 8,6 % como una señal de mejora contundente en el mercado laboral colombiano —la más baja para agosto desde 2001—, el análisis más fino sugiere que hay varios matices importantes que podrían atenuar ese optimismo: la salida de personas de la fuerza laboral, la alta informalidad y las disparidades regionales. En definitiva, es un dato alentador, pero habrá que observar la evolución en los próximos meses para ver si esa tendencia se consolida con fuerza y calidad de empleo.




