Estados Unidos ha vuelto a “descertificar” a Colombia por su desempeño en la lucha antidrogas, una medida grave que tiene implicaciones diplomáticas, financieras y de reputación.
El gobierno estadounidense ha señalado que Colombia no ha cumplido con compromisos internacionales relacionados con la erradicación de cultivos ilícitos, el control del tráfico de drogas y la efectividad operativa de sus políticas antinarcóticos.
Aunque reconoce algunos esfuerzos de las fuerzas de seguridad, Estados Unidos considera que los resultados no han sido suficientes.
Esta decisión tiene consecuencias concretas: potenciales restricciones en ayuda extranjera, dificultad para acceder a ciertos financiamientos internacionales, y la necesidad de demostrar avances claros si Colombia quiere recuperar la certificación en el futuro cercano.
Para Colombia, no sólo es un asunto técnico, es también político, porque el presidente Gustavo Petro ha criticado la medida y ha alegado que algunas de las cifras empleadas no reflejan plenamente el esfuerzo nacional.




