La vereda La Valeria, en el departamento de Caldas, vivió este fin de semana una verdadera tragedia cuando una avalancha ocasionada por el desbordamiento de la quebrada La Solita, en zona occidental del municipio.
Tristeza e impotencia, el reflejo de las 10 familias que lo perdieron todo, lo construido en años desapreció en menos de cinco minutos por la fuerza de la naturaleza.
Tirada en el suelo, sobre un colchón a la orilla de la pequeña vía que lleva hasta su casa de residencia en la vereda La Valeria, de Caldas, Kimberly Manzanilla es uno de los rostros que refleja el dolor de perderlo todo y no ver esperanzas de recuperarlo.
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Ella y su familia hacen parte del grupo de damnificados por la empalizada que desató el sábado en la tarde la quebrada La Solita, en la zona occidental del municipio, la cual arrastró gran cantidad de árboles que se precipitaron sobre las casas levantadas a la orilla y en la zona donde empieza a elevarse la montaña.
La joven madre llevaba ocho meses en la zona, viviendo como inquilina, junto a su madre, su hijo y un hermano, con los que llegó de Venezuela en busca de mejor vida. Y aunque no vivía con lujos, tenía un lugar “seguro” y algunas cosas básicas como las camas, una nevera, lavadora y televisor.
“Las cositas las conseguimos con sacrificio, pero nos toca empezar de cero otra vez, hay que agradecerle a Dios que al menos logramos a sacar mi mamá viva, porque ella había quedado atrapada”, comentó Kimberly, de 23 años.
La vivienda, ubicada a orillas de la vía y la quebrada, que bajan paralelas desde la montaña, fue construida en los últimos años por Sergio Cano, un caldense que llegó al sector hace un lustro. Al final logró hacerle divisiones y segundo piso. Hoy todo el esfuerzo se ve perdido.
“Vivo con mi esposa y mi niño en el segundo piso, eso nos salvó de perder las cosas, pero la casa nos dicen que está en riesgo, que debemos desocupar, ¿pero para dónde vamos a coger?”, se preguntó y añadió que por haber construido junto a la quebrada le toca pagar $500 mil cada mes por una multa que le impuso la alcaldía. Sergio dice que, a los venezolanos, dos familias diferentes, no les podrá cobrar el arriendo por ahora, pues es consciente de que lo perdieron todo y no tendrán los recursos. Su destino es incierto.
Luego de que los Bomberos de Caldas trabajaran casi toda la noche y desde las 6:00 a.m. de ayer domingo, hacia el mediodía el alcalde, Mauricio Cano Carmona, llegó al sitio de la emergencia. Precisó que fueron en total 9 casas evacuadas, cuatro de ellas con imposibilidad de volverse a ocupar, diez familias afectadas y un total de 52 personas, 16 de estas menores de edad.
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El desastre se desató a las 5:30 de la tarde en medio de un aguacero. Lo originó el desprendimiento de un talud que generó una empalizada y un atascamiento de la corriente en un punto, cuya acumulación de agua hizo que luego la quebrada bajara con más fuerza afectando casas y caballerizas. Aunque no hubo pérdidas humanas ni lesionados, sí se dieron la muerte de un caballo, además gallinas, conejos y otros animales domésticos.
Andrea Atehortúa Castaño, cuyo esposo perdió una caballeriza de la que solo se salvaron los equinos, describió la avalancha como “una cosa espantosa, de la que nos salvamos de milagro, pero quedamos prácticamente sin nada”, pues la empalizada arrastró muebles, electrodomésticos y todo lo conseguido en diez años, el patrimonio familiar.
El alcalde indicó que 92 % de las emergencias que han ocurrido en su municipio este año tienen origen en la construcción en zonas de invasión de los afluentes, por lo que pidió evitar esta práctica.




