Lina Espitia Camargo, madre de un joven desaparecido en Putumayo, enfrenta desde hace más de dos meses una angustia constante por la desaparición de su hijo, Manuel Estiven Espitia Camargo, de 22 años. El joven viajó en junio con su tío en busca de una oportunidad laboral, pero desde el 16 de ese mes su rastro se ha perdido, dejando a la madre sumida en la desesperación.
La última vez que Lina tuvo contacto con su hijo fue a través de una llamada telefónica, en la que Manuel le envió 50 mil pesos y le prometió más ayuda económica pronto. «Me dijo: ‘Mami, yo ahora que me den otra platica le voy a mandar una plata para que me compre unas camisetas y se compre unas para usted’», recuerda la madre con voz quebrada. Ese fue el último mensaje antes de perderse todo contacto.
El desconcierto creció cuando el tío de Manuel, quien había viajado con él, comenzó a dar excusas y contradicciones. Primero, le aseguró que su sobrino trabajaba en una mina y que la llamaría en ocho días, pero nunca lo hizo. Luego, las excusas se extendieron a un mes y, finalmente, a dos. Lo más extraño fue cuando el hombre cambió su número de teléfono, lo que aumentó las sospechas de Lina sobre su posible ocultamiento de información.
«Yo pienso que él me está ocultando algo», afirma Lina, convencida de que su hermano sabe más de lo que ha contado. La madre no sabe si Manuel fue despedido de la empresa en la que su tío trabajaba o si algo peor le ocurrió. La incertidumbre ha sumido a la familia en un dolor profundo.
