El cierre de la planta de beneficio animal de Popayán ha desatado una crisis en el sector ganadero. Comerciantes y ganaderos han alertado sobre dos graves consecuencias: la escasez de carne para el consumo y un notable incremento en el robo de ganado en las fincas de la región. La medida, que ha dejado a la ciudad sin un lugar adecuado para el sacrificio de animales, ha generado un cuello de botella logístico y de seguridad. La cadena de suministro se ha roto y la delincuencia se ha aprovechado de la vulnerabilidad para cometer hurtos, lo que representa una doble pérdida para la economía local.
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