En un violento ataque ocurrido en la vereda Los Toros —zona rural entre Amalfi y Anorí— un helicóptero UH-60 Black Hawk de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional fue derribado mediante un dron armado con explosivos mientras apoyaba labores de erradicación manual de cultivos de coca. El saldo del atentado es devastador: 13 policías muertos y tres heridos.
Desarrollo del ataque
Según fuentes oficiales, el terrorismo contra la aeronave se produjo en dos fases: en una primera, los subversivos atacaron desde tierra a los uniformados en labores de erradicación; luego, al regresar el helicóptero para evacuar a los afectados, fue impactado por un dron que alcanzó el rotor de cola, provocando su caída en zona montañosa de difícil acceso.
La estructura armada responsable es el Frente 36 de las disidencias de las FARC-EP, bajo el mando de alias “Calarcá”. Inicialmente, el ministro de Defensa había señalado al Clan del Golfo como autor del ataque, aunque más tarde se atribuyó a este frente disidente.
Impacto y reacción institucional
El presidente Gustavo Petro confirmó las muertes —posteriormente elevadas a 13 con el fallecimiento de un oficial herido en Bogotá— y responsabilizó al Frente 36. El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, calificó el hecho como una falla en la seguridad y criticó la política de «paz total».
El director de la Policía, Carlos Triana, rechazó con dureza el ataque y anunció un despliegue inmediato de capacidades operativas para atender a los heridos y “continuar combatiendo a estos criminales”. Por su parte, el ministro del Interior Armando Benedetti cuestionó el alto costo humano de la política antidroga en manos de los cultivadores y las fuerzas de seguridad.
Este hecho marca el primer uso confirmado de drones explosivos contra una aeronave policial en Antioquia, aunque ya se había registrado ese tipo de ataque en regiones como Bolívar y Norte de Santander. Este incidente evidencia una clara escalada tecnológica en la ofensiva de los grupos ilegales.
Contexto ampliado
Este atentado forma parte de una oleada violenta causada por disidencias de las FARC en el país. El mismo día, un camión bomba explotó cerca de la base aérea Marco Fidel Suárez en Cali, dejando varias víctimas civiles, lo que elevó la alerta nacional.
En total, los ataques del 21 de agosto dejaron al menos 18 a 19 personas muertas y decenas de heridos, reactivando las exigencias de medidas urgentes frente al recrudecimiento de la violencia.




